Sobre las policías comunitarias y los “grupos de autodefensa”

04 Apr 2013   |   comentários

El incremento en los últimos meses del surgimiento de grupos armados para enfrentar los abusos de los “narcos”, cuestiona directamente al Estado, donde las instituciones policiacas, y en cierta medida las militares, son cómplices de los crímenes de los cárteles.

Mario Caballero

El incremento en los últimos meses del surgimiento de grupos armados para enfrentar los abusos de los “narcos”, cuestiona directamente al Estado, donde las instituciones policiacas, y en cierta medida las militares, son cómplices de los crímenes de los cárteles. Tras años de impotencia ante los reclamos de protección, diversas comunidades –principalmente en Guerrero– decidieron organizarse para hacer justicia por su propia mano.

Ante estas formas populares de organización de la seguridad, que no obedecen a las autoridades municipales y estatales, el gobernador perredista de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero, amenazó con disolver a estos grupos e integrarlos a su organigrama de seguridad, provocando el rechazo y la movilización de varias comunidades. También desde el PRI y el gobierno se condenó la actuación de estos grupos de autodefensa. Cuestionan que se rompa el monopolio de las armas del estado.

Los grupos de autodefensa ante el monopolio estatal de las armas

Es un fenómeno que evidencia la descomposición social, la ingobernabilidad en algunos municipios, el control territorial por parte del narco en varias regiones y la impotencia estatal ante la inestabilidad resultado del peso del narco, el cual creció al amparo de los gobiernos priistas y panistas.

Las policías comunitarias que gozan de una relativa autonomía frente a los gobiernos municipales, actuando bajo sus reglamentos y costumbres disminuyeron los crímenes comunes, y su actuación abre una crisis institucional ante el surgimiento de muchos grupos que se reclaman policías comunitarias en varias partes del país.

En Guerrero la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) que agrupa a las policías comunitarias de la región de Ayutla ha tenido fuertes roces con las autoridades municipales al no subordinarse a las mismas, y llegó a sufrir persecución y hostigamiento.

Ante la profundización del ataque a las comunidades, surgieron nuevos grupos de autodefensa con métodos más radicales que la CRAC, que llegaron a ocasionar la muerte de personas en sus retenes. Y que incluso la CRAC se ha deslindado de ellas planteando que obedecen a la política de Aguirre Rivero y que incluso que pueden estar ligados a grupos criminales. Sin negar la posibilidad de que estos u otros sectores pudieran ser eventualmente cooptados, lo que hoy se ve es que son sectores más decididos a repeler los ataques del narco en sus comunidades.

Partiendo de que son formas de organización popular elegidas por sus comunidades, defendemos el derecho elemental a la autodefensa armada para repeler las agresiones de grupos armados (narcos o paramilitares) que cuentan con la complicidad de la policía y sectores del ejército, y rechazamos que el gobierno quiera desaparecerlos debido a que cuestionan directamente el monopolio estatal de las armas e incentivan al surgimiento de más organizaciones de este tipo. En el caso de las policías comunales agrupadas en la CRAC, si bien funcionan con una relativa autonomía del Estado, al tener cierto grado de institucionalidad tienen la limitación de restringirse a los marcos de la ley, ley cómplice de tantas atrocidades de los cárteles contra la población. Por eso los trabajadores del campo y de la ciudad no pueden confiar ni en la leyes ni en las instituciones del estado para resolver está grave problemática.

Un programa para enfrentar la militarización y los ataques del narco y la FF.AA.

Ante los secuestros y asesinatos en las comunidades, ante la tala ilegal de sus bosques por “la delincuencia organizada” y las amenazas de levantones al magisterio (sobre todo en Oaxaca), hay que impulsar un movimiento nacional contra la militarización y en defensa de las comunidades. Junto a esto, es fundamental la alianza con los millones de trabajadores urbanos, que también sufren esta situación como el magisterio o los trabajadores en Cd. Juárez. Los sindicatos tienen que impulsar la solidaridad activa y la creación de comités de autodefensa. Es necesario conformar una coordinación nacional de estos comités, para unificar a los trabajadores del campo y de la ciudad junto a las comunidades y pueblos. Comités de autodefensa, con derecho a armarse y ser elegidos democráticamente, y cuya política autodefensiva esté bajo la supervisión de sus organizaciones.









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