EDITORIAL

Impulsar la movilización contra los planes del gobierno

12 Nov 2013   |   comentários

El reciente acuerdo de Enrique Peña Nieto (EPN) y el PRI con el PRD para aprobar la reforma hacendaria expresa el bloque reaccionario que sostiene la ofensiva contra los trabajadores y que es uno de los pilares centrales del régimen político de la alternancia. El otro acuerdo central es la alianza PRI-PAN en torno a la reforma enérgetica, donde el PRD mantiene diferencias puntuales. Esto mientras se muestra una “democracia” cada vez más degradada, en la cual los partidos patronales negocian la repartición de cuotas en las instituciones –como se evidencia en el IFE– y cuyos fallos sobre procesos electorales son bajo consigna.

Sin embargo, el gobierno de EPN enfrenta una pérdida de legitimidad, y por eso se apoya en sus aliados del Pacto por México. En ese contexto, aparece la crisis de gobernabilidad en Michoacán, que evidencia las dificultades para imponer “paz social”, en una situación donde el narco acrecentó su peso y donde el PRI y el PRD son cuestionados por sus nexos con el narcotráfico. Es por eso también que debe recostarse más en el gobierno de EE.UU., a cambio de una mayor entrega de los recursos naturales –como Pemex–, de la injerencia de las agencias de inteligencia yanquis, o de la sumisión a la reforma migratoria reaccionaria de Obama. El nuevo PRI profundiza la entrega y subordinación al vecino de norte.

El gobierno de EPN buscó una reforma legislativa al Código Penal Federal que le permitiese indultar al profesor Alberto Patishtán, quien se convirtió en una bandera de lucha para amplios sectores populares. Peña Nieto quiso “ocultar” que su gobierno está caracterizado por detenciones arbitrarias, desaparecidos, torturados y asesinados, y que la libertad del profesor Patishtán es el resultado de su lucha y resistencia ejemplar, y de la movilización de los últimos meses. Esto está lejos de mostrar un gobierno “democrático”, ya que muchos son los presos politicos que siguen en las cárceles y que no serán “indultados” por el responsable de la represión en Atenco.

Estamos en un momento en el cual el gobierno continúa con su ofensiva contra los derechos de los trabajadores y la entrega al imperialismo. Pero donde, al mismo tiempo, EPN perdió legitimidad a menos de un año de su asunción, como resultado de la gran oposición existente contra el gobierno y de la movilización en las calles.

Desarrollar la lucha de los trabajadores y la juventud

Ese descontento obrero y popular se expresó en las acciones del magisterio, junto a los padres de familia y los estudiantes, y en las masivas movilizaciones contra la entrega de Pemex.

La protesta magisterial tuvo su momento más álgido en los meses previos. En las últimas semanas –especialmente a partir de que se retiró el grueso del contingente de Oaxaca del plantón–, aunque se mantiene en distintos estados, las grandes movilizaciones y paros decayeron. Como planteamos en estas páginas, en esto hay responsabilidad de la dirección de la CNTE, cuya política fue impotente para derrotar la reforma.

A pesar de eso las movilizaciones magisteriales le mostraron al gobierno la disposición a luchar en amplios sectores. Los maestros fueron la punta de lanza de fuertes tendencias a la lucha de clases, como no se habían visto desde la derrota del SME en el 2009/2010. Si esto no llevó a una gran medida nacional contra las reformas estructurales, fue por la acción de la direcciones sindicales “opositoras” (como la UNT) y oficialistas, que pusieron palos en la rueda del descontento obrero popular. Y hoy aceptan los topes salariales de EPN, con porcentajes menores de aumento a los que impusieron los gobiernos panistas. Estas direcciones –las mismas que antes pedían ser incluidas en el Pacto por México–, no movieron un dedo cuando los maestros necesitaron la solidaridad efectiva, y cuando era posible extender la movilización. Actuaron como soportes del gobierno priista y, en los hechos, fueron cómplices de sus planes contra los trabajadores.

Reorganizar la lucha

Para derrotar los planes del gobierno hay que enfrentar y superar la acción de los charros oficialistas y opositores. Debemos impulsar la movilización y la unidad obrera y popular contra las reformas estructurales y el conjunto de los planes del gobierno y el Pacto por México. Para eso es imprescindible unificar al magisterio en lucha, con los trabajadores de los demás sindicatos (como los petroleros) y los sectores populares que se movilizan contra la entrega de Pemex, levantando una política independiente que desconfíe en los partidos patronales así como de quienes proponen la “democratización” de las instituciones.

Para unificar el descontento que existe con el gobierno del PRI y para reorganizar la lucha, desde la LTS proponemos la convocatoria a un Encuentro Nacional de Organizaciones Obreras y Populares, basado en delegados revocables y con mandato de base. Allí podríamos discutir un plan de acción que considere en primer lugar la preparación de un Paro Nacional, y un programa común para enfrentar el Pacto por Mexico y su ataque a las conquistas obreras y los derechos democráticos de la población. El magisterio en lucha y otros sindicatos y sectores obreros que están luchando, tienen toda la autoridad para llamar a este Encuentro.

Desde las páginas de Estrategia Obrera creemos que, ante el rol reaccionario y pro patronal de los actuales partidos del Congreso (como el PRI, el PAN y el PRD), necesitamos una herramienta política al servicio de las luchas obreras y populares, y para conquistar la independencia política y organizativa de los trabajadores respecto a esos partidos. Necesitamos una izquierda de los trabajadores y la juventud combativa que, a diferencia de lo que propone AMLO y el MORENA –cuya perspectiva se limita a reformar y humanizar el capitalismo– levante un programa que luche por los intereses de los explotados y oprimidos, apunte a echar abajo este régimen político sirviente del imperialismo, y a conquistar un gobierno de los trabajadores, los campesinos pobres y el pueblo. En esa perspectiva, estamos impulsando la formación del Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS), y llamamos a integrarse al mismo a nuestros lectores –trabajadores, jóvenes y sectores populares– que acuerden con esa perspectiva.









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