Leyes antinmigrantes e injerencia imperialista

Una nueva ofensiva colonizadora

28 Apr 2010   |   comentários

La racista Ley SB1070 aprobada en Arizona y que criminaliza a todo sospechoso de ser indocumentado en los Estados Unidos, además de que profundizará el maltrato y expulsión de latinos, fue planteada por las autoridades estadounidenses ante Felipe Calderón durante la reunión de los gabinetes de seguridad de ambos países en marzo pasado, así lo confesó recientemente el ex-presidente Bill Clinton.
Claramente la pasada visita de la Secretaria del Departamento de Estado de los EE. UU., Hillary Clinton, para discutir con el gobierno de Calderón la estrategia estadounidense contra los cárteles del narco no fue, pese a las declaraciones oficiales a la prensa, una reunión “binacional” donde el gobernante del país semicolonial y la virtual vice presidenta del principal país imperialista del mundo, acordaron entre iguales. El asesinato de dos funcionarios del consulado norteamericano en Ciudad Juárez y el incremento de las incontrolables matanzas de policías y las provocadas entre los cárteles fueron los pretextos para imponer en México –que EE. UU. considera su “patio trasero” – la estrategia de seguridad nacional norteamericana.

En dicho encuentro se mostró la subordinación del gobierno mexicano. Bajo el pretexto de la “cooperación internacional” se permitió que los organismos de seguridad nacional de los EE. UU. sesionaran por primera vez en México, acordando una abierta injerencia estadounidense a través de “asesores militares” y policías antinarcóticos que se proponen establecer sus bases de control en suelo mexicano, contando con intercambio de inteligencia, equipos de radares y entrenamiento, entre otras cosas (una variable, con
ciertas limitaciones, del “plan Colombia”), lo cual es condición para
entregar a México los primeros 400 millones de dólares de “ayuda” para el combate al narco

Así lo comprueba la declaración de Bill Clinton al señalar que el gobierno mexicano no puede enfrentar solo al narco y que debe aceptar un nuevo “Plan Colombia” para México. Esta es la verdadera cara intervencionista de la “Iniciativa Mérida” que el gobierno y el Congreso de la Unión pactaron con los EE. UU.

Pero el equipo de la Seguridad estadounidense en México le dio a Calderón un mes de plazo para que analice sus exigencias y busque cómo acordarlas con el Congreso, y para que informe –como si fuera un departamento dependiente de los EE. UU.– sobre los resultados de la encomienda. Por eso, el embajador yanqui acompaña ahora a Calderón en sus visitas a lugares donde hubo acciones contra los narcos para supervisar al gobierno. Así, Washington cuida su frontera sur, no solamente de la violencia provocada por el crecimiento y fortaleza del narco, sino de que la polarización social de México provocada por los planes neoliberales cruce la frontera y empate con el descontento de los trabajadores latinos y estadounidenses agobiados por el desempleo y los bajos salarios. Esta política de subordinación sirve a los intereses geopolíticos de los EE. UU. que buscan integrar a México a su estrategia para recomponer su hegemonía en la región y fortalecer un bloque pro-yanqui junto a los gobiernos derechistas de Colombia, Perú, El Salvador y Chile. Las siete bases militares estadounidenses instaladas en Colombia son piezas fundamentales en esta estrategia y contra las conquistas que aún quedan de la Revolución Cubana.

Hacia una mayor colonización

Si bien, por obvias razones históricas, en México no pueden imponerse fácilmente las mismas medidas intervencionistas norteamericanas que en Colombia (bases militares y tropas estadounidenses), pues acá todavía existe una –aunque algo deslavada– memoria popular anti-estadounidense, es innegable que existe una gran subordinación del régimen a Washington. La privatización de los servicios, la seguridad social, y el avance sobre la industria eléctrica y PEMEX son resultado de esto. Con la “colaboración” del ejército mexicano en las maniobras militares y navales conjuntas, organizadas y dirigidas por el Comando Norte del ejército norteamericano y la instalación de una oficina “binacional” de inteligencia en la Ciudad de México que legitima el desplazamiento de oficiales del FBI, la CIA y la DEA en el país, México queda supeditado a los planes del Pentágono. Esto es una forma de integración del México a la potencia del norte y a su estrategia de control militar en América Latina.

¡LUCHEMOS CONTRA EL IMPERIALISMO!

El PAN y el PRI han acordado la entrega de lo que quedaba de soberanía nacional. Atrás quedó la entrada en Cananea de los rangers de Arizona en 1906, la rapiña territorial de 1847 y la invasión militar de 1916. Bajo la visión de un nuevo concepto de soberanía, ya entregaron la banca, la minería, parte de la industria eléctrica y petrolera; abrieron el mercado a los subsidiados productos estadounidenses profundizando la crisis del campo y la industria nacional. A la cola de estos partidos va el PRD que, bajo su curso de acuerdos con los grupos de poder para impedir que la polarización social desborde los causes institucionales, apoya cuanto pueda de la entrega del régimen.

La izquierda, la que entró al PRD y llamada “independiente”, abandonó su anti-imperialismo y no demanda más echar abajo el TLC que profundizó la crisis de la economía nacional y la miseria de los trabajadores; ahora pide su “renegociación”. Ni están por cesar el pago de la deuda externa; ahora piden una moratoria ante el FMI y el BM, y lo hacen de la mano de sectores supuestamente “nacionalistas” o “democráticos” de la burguesía. Contra esta lógica posibilista que, en los hechos, llama a renegociar la expoliación del país, la clase trabajadora tiene que movilizarse con independencia política de los partidos del Congreso, para echar abajo los pactos del régimen que encadenan al país al imperialismo. La clase trabajadora debe romper con la izquierda que se adaptó a este régimen entreguista y vasallo.

¡Alto al proceso de recolonización de México!. Movilicémonos para echar ¡abajo el TLC y la deuda externa! ¡Fuera el FMI y el Banco Mundial y sus recetas de choque! Si no se paga esta deuda (pagada ya con creces) y se rechazan las condiciones se podría incrementar el presupuesto a la educación, la salud y la seguridad social. Así como crear empleos para la población bajo la creación de un plan de obras públicas manejado por las organizaciones de los trabajadores.

Parte de la industria energética está en manos de las transnacionales. ¡Paremos la privatización de PEMEX, de CFE y de la extinta LyFC! Luchemos por su renacionalización bajo control de los trabajadores.

A partir del acuerdo entre Calderón y Hillary Clinton, serán los cuerpos de seguridad de los Estados Unidos quienes, con el pretexto del combate a los cárteles de la droga, dirigirán sus fuerzas contra los focos de inestabilidad social que preocupan a Washington. No exageramos al decir que ahora será la embajada estadounidense en México la que coordinará la “contrainsurgencia” en el país. De esta manera protegerá sus intereses económicos, financieros y energéticos que considera asuntos de seguridad nacional. Los que entregan el país a manos llenas nos quieren vender la idea del Bicentenario de la Independencia nacional. Nada tenemos que celebrar.

¡Abajo la “Iniciativa Mérida”! ¡No a la instalación de “oficinas binacionales” de espionaje y coordinación de la actividades de sus agentes y asesores en México! ¡Fuera asesores militares y de inteligencia yanquis! ¡Abajo los pactos políticos y diplomáticos de Calderón con la Washington contra los países de América Latina que acuerdan totalmente con planes para la región!

Hoy, el problema de la frontera con México es clave para el gobierno de los Estados Unidos. Ya cubrieron su frontera norte con la visa obligatoria que exige Canadá para ingresar a ese país, y ahora refuerzan su frontera sur con el humillante Muro que pretende detener el paso de los mexicanos que buscan empleo en los EE. UU. Pero cuando el imperialismo yanqui necesitó mano de obra –mal pagada– durante la Segunda Guerra Mundial, implementó un lesivo programa para braceros. El muro se suma a la militarización de la frontera por la Guardia Nacional, la Patrulla Fronteriza y los grupos xenofóbicos que cazan mexicanos. Lamentablemente, el PRD, y la mayoría de la izquierda han ido dejando que se naturalice esta práctica reaccionaria como si fuera nuestro “destino manifiesto”.

Luchemos por la unidad de los trabajadores de ambos lados de la frontera y levantemos con ellos un programa que demande derechos plenos a los trabajadores inmigrantes en los EE. UU. (y a los trabajadores centroamericanos en la frontera sur de México). Alto a las redadas y deportaciones. Contra las leyes racistas como la Ley SB1070 de Arizona. Abajo las reaccionarias y xenófobas leyes en los EE.UU.
Llamamos a la izquierda que se reclama marxista revolucionaria, a impulsar un fuerte movimiento anti-imperialista contra la recolonización de país, donde se movilicen las organizaciones sindicales, campesinas sociales y estudiantiles contra la entrega del país al imperialismo.









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