Para entender las marchas

¿Qué pasa en Brasil?

17 Jun 2013   |   comentários

por : FT-CI Fracción Trotskista - Cuarta Internacional
Viernes 28 de junio de 2013

El día 6 de junio varios miles de personas, especialmente jóvenes estudiantes, salieron a las calles de San Pablo, la ciudad más grande del país, a repudiar un aumento en las tarifas del transporte de 0,20 reales (de R$ 3,00 a R$ 3,20) que decretó el gobierno de Dilma Rouseff a nivel nacional.

La policía respondió con una dura represión que terminó con decenas de heridos y detenidos. El movimiento rápidamente se extendió a varias otras de las más importantes ciudades del país como Río de Janeiro y la capital Brasilia, así como a capitales provinciales como Porto Alegre, Curitiba, Bello Horizonte.

La bronca de los miles de manifestantes se extendía no solo al aumento del boleto, en un sistema de trasporte ya de por sí caro e ineficiente, sino que comenzaba a cuestionarse los millonarios gastos en estadios e infraestructura turística que el gobierno de Dilma viene realizando de cara a la Copa Confederaciones (que comenzó el sábado 15/6), el Mundial de fútbol de 2014 y las Olimpíadas de 2016.

El gobierno, con el apoyo de los medios masivos de comunicación y la oposición burguesa (PSDB entre otros), tildó a los activistas de “vándalos” y “violentos” y el movimiento fue duramente reprimido durante días en todas las ciudades. Se han visto imágenes indignantes de brutales cargas policiales sobre manifestantes que hacían una sentada en las adyacencias del memorable Maracaná de Río de Janeiro o del flamante estadio Mané Garrincha en Brasilia. Allí incluso se usaron helicópteros y aviones no tripulados (drones como los que usa EEUU en Afaganistán) que son de uso militar (en este caso comprados al Estado sionista de Israel), para ubicar con precisión a los grupos de manifestantes y reprimirlos. Hubo incluso denuncias de Amnistía Internacional contra la represión totalmente desmedida que se estaba utilizando contra los manifestantes.

Pero los jóvenes resistieron, enfrentaron los gases, balas de goma y cargas policiales y se defendieron, con piedras, bombas molotov, improvisadas barricadas, vinagre y pañuelos para mitigar los gases. Brasil tenía sus “indignados”. Y la indignación creció, y se masificó. Las encuestas anunciaban que un 54% de la población apoyaba las protestas. El repudio a la represión llenó las calles de gente y ahora cientos de miles están movilizados en todo el país.

El lunes 17 de junio fue un parteaguas en el movimiento ya que las movilizaciones pasaron de varios miles, a decenas de miles en cada ciudad y más de 200.000 a nivel nacional. Son las movilizaciones más grandes desde el movimiento “Fora Color” que 1992 recorrió el país contra la corrupción y las políticas neoliberales del entonces presidente Color de Melo.

Las masas dieron así un golpe durísimo a la línea represiva del gobierno “progresista” de Dilma Rouseff y el Partido de Trabajadores que dirige el ex presidente Lula Da Silva y comenzaron a aparecer los discursos “mesurados” y “conciliadores”. Los funcionarios del gobierno empezaron a tratar de calmar los ánimos. La derecha también se reubicó, intentando acercarse a la movilización y comenzando a especular con poder capitalizar de paso el desgaste y pérdida de apoyo del electorado hacia el gobierno.

Finalmente Dilma habló en la tarde para repudiar “todo tipo de violencia” y garantizar “el derecho a manifestación”. Aún más que eso, dijo que había que “escuchar a la calle y sus reclamos”. Los distintos gobiernos provinciales comenzaron a retroceder en el aumento de la tarifa del transporte y la policía pasó a una actitud de “contención” que no pudo con la masividad de las movilizaciones, especialmente en San Pablo y Río de Janeiro donde terminó retrocediendo frente a la indignación popular que prácticamente se tomó las cedes parlamentarias.

En medio de estos inmensos acontecimientos, nuestros compañeros y compañeras de la LER-QI están siendo parte de las marchas e impulsando la participación de los estudiantes y trabajadores como por ejemplo con el combativo sindicato no docente de la Universidad de San Pablo. Aquí publicamos una de las primeras declaraciones de nuestra organización hermana en Brasil.









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