Las negociaciones entre las FARC y Uribe

15 Sep 2007   |   comentários

Por Juan Andrés Gallardo, La Verdad Obrera, Argentina

En los últimos meses fue creciendo en Colombia la presión para llegar a un «canje humanitario» entre los rehenes en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los presos de esta organización, que dejaría en libertad a más de 400 miembros de las FARC a cambio de 45 rehenes, entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt. El gobierno de Álvaro Uribe, en medio del escándalo por su relación con los paramilitares, después de haber fracasado los intentos de mediación del presidente francés Nicolás Sarkozy, acordó con Hugo Chávez su mediación para negociar con las FARC.

Las movilizaciones de los últimos meses a favor del «canje» presionaron por una salida de diálogo contra la posición de Uribe a favor de un ataque militar para rescatar a los rehenes. Las FARC necesitaban un «facilitador» que les permitiera salir del aislamiento político, luego de la muerte de 11 diputados regionales que estaban en su poder, durante un intento de rescate militar fallido en junio. La mediación de Chávez instala a las FARC como una de las «partes en conflicto», que rechazan la categoría de «terroristas» que Uribe les atribuyó.
El objetivo es permitir un diálogo en el que no haya «ni vencedores ni vencidos». El asesino Uribe va a tener que apretar los dientes mientras Chávez equipara a las FARC con el Estado colombiano, aunque la participación del presidente venezolano es una legitimación para su gobierno, cuestionado por sus lazos con los paramilitares. Las FARC ya aceptaron comenzar el diálogo en suelo venezolano.
Quien sale mejor parado es el propio Chávez, que entra a Colombia como un actor regional para garantizar la estabilidad, no sólo en competencia con otros gobiernos de la región como Lula, con los que mantiene roces por el liderazgo en el subcontinente, sino también ante la relación con EE.UU., en un país que es considerado uno de sus mayores aliados en la región. Esto no es menor hoy que muchos colombianos sienten que EE.UU. les viene «soltando la mano». La mayoría demócrata en el parlamento norteamericano viene frenando el Tratado de Libre Comercio que era uno de los caballitos de batalla de Uribe. Este «vacío» dejado por EE.UU. también fue aprovechado por Chávez, que además de las conversaciones por el «canje humanitario» aprovechó su viaje para firmar varios acuerdos comerciales con Uribe.
Un fracaso de las negociaciones puede traer aparejada una crisis del gobierno de Uribe, en un momento en que su base social, que está cohesionada básicamente alrededor del crecimiento económico (8% en el primer trimestre del año) y un mini boom de consumo, se puede ver afectada por los efectos de la crisis financiera internacional. Junto a esto, la baja de su popularidad (que cayó más de 9 puntos) podría quitarle respaldo para los ataques a los trabajadores con los que Uribe pensaba sellar su segundo mandato. (1)
NOTAS
1 Durante su primer mandato liquidó empresas estatales como Telecom, Inravisión, Caprecom y Cajanal, y está aprovechando su segundo mandato para avanzar en la privatización de áreas clave como energía (ISA e ISAgen), ataques al sistema de pensiones y a la salud y educación.

¿A dÓnde van las FARC?

Los revolucionarios no negamos el derecho de las FARC a negociar y defendemos incondicionalmente a las organizaciones guerrilleras frente a la represión del Estado burgués, a la vez que denunciamos la hipocresía de catalogarla como «organización terrorista» para garantizar la intervención imperialista en el país. Sin embargo, rechazamos la política y estrategia de la cúpula de las FARC, opuesta a las necesidades de la movilización de los obreros y campesinos de Colombia.
Toda su estrategia se limita a presionar para lograr algunas reformas políticas a la vez que allana el camino para integrarse al régimen burgués colombiano. Uno de sus máximos dirigentes, Raúl Reyes, afirmó que después del «canje humanitario», «tendrá que venir la otra parte, que tiene que ver con la paz de Colombia.», añadiendo que las FARC podrían formar parte de «una coalición para conformar un gobierno pluralista, patriótico y democrático, que se comprometa con la verdadera paz (...), como por ejemplo un gobierno del Polo Democrático Alternativo».
El Polo Democrático es producto de la integración al régimen burgués de los dirigentes de la vieja guerrilla del M19 y hoy conforma la principal fuerza de oposición burguesa de centroizquierda. (1)
En Colombia es imposible lograr las demandas de los trabajadores y las masas pobres sin atacar la propiedad de los latifundistas, los grandes empresarios y expulsar al imperialismo del país. Sin embargo, esto no es parte de la estrategia de colaboración de clases de las FARC, que pretenden subordinar a los obreros y campesinos bajo su discurso de un gobierno «patriótico y democrático» hacia una política burguesa, convirtiéndose en un obstáculo para la alianza obrera y campesina. Esta política de colaboración de clases también es compartida por la burocracia sindical de la CUT y el Polo Democrático que vienen de traicionar la lucha de los trabajadores de la educación en el mes de mayo.
Frente a esta política hay que impulsar la unidad de la lucha de los trabajadores y campesinos para derrotar al gobierno narco-paramilitar de Uribe y sus políticas antiobreras, e imponer la realización íntegra y efectiva de las demandas de tierra, pan, trabajo, libertad y liberación nacional. Sólo un verdadero partido obrero, revolucionario e internacionalista podrá pelear consecuentemente por este programa y esta estrategia.
NOTAS
1 La guerrilla del ELN también ha comenzado conversaciones con el gobierno colombiano en Cuba y ofreció a Uribe un alto el fuego de 6 meses.









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