Brasil

La sexta economía del mundo… también en violencia policial y accidentes de trabajo

10 Jan 2012   |   comentários

En los últimos días del 2011 el periódico británico The Guardian publicó una noticia donde afirmaba que la economía brasilera, en términos del Producto Bruto Interno (PBI) había superado a la británica. Esta noticia ocupó la tapa de los diarios de todo Brasil y un lugar destacado en varios de todo el mundo.
La presidenta Dilma también aprovechó la ocasión para hacer declaraciones sobre el éxito del “modelo brasilero” y Guido Mantega, el poderoso ministro del área económica, afirmaba que en 10 ó 20 años Brasil se habría consolidado como la quinta mayor economía del mundo, alcanzando el nivel de vida europeo. Esto es una falacia. Pero es preciso primero reconocer el notable crecimiento económico de los últimos años, para, hecho esto, mostrar las bases inestables sobre las cuales se construye, que no tienen repercusión en las condiciones de vida de la población, ni en los avances científicos y técnicos, ni es comparable con el nivel de industrialización de los países centrales.

Un notable crecimiento… dependiente del capital extranjero, las exportaciones a China y el endeudamiento de los trabajadores

El 2011, según las proyecciones de la mayor parte de los analistas que ubican el crecimiento del PBI del país en 2,8%, será el primer año desde 2004 que el país crecerá menos que la media mundial. En los años anteriores, incluida la recesión de 2009, el país desentonó del mundo creciendo 7,5% en el 2010 -nivel absoluto que no se alcanzaba desde 1986. El crecimiento del PBI per capita (toda la riqueza producida dividida entre toda la población, que en 2010 se ubicaba en un poco más de US$ 10.000) nunca había crecido tanto, llegando al 6,5% al año salvo en algunos años del “milagro brasilero” durante 1970-74. Hay que destacar que este promedio se da en el marco de una gran desigualdad social que se mantiene y profundiza, como lo demuestra el hecho que 20 mil personas concentran 45% del PBI.

El nivel de desempleo - oficialmente 5,2% - nunca estuvo tan bajo, el acceso al crédito y al consumo nunca estuvo tan accesible no solo para la clase media tradicional y los trabajadores calificados, sino para un extendido sector de la clase trabajadora precarizada , llamados ideológicamente por los analistas nacionales “nueva clase media”. La venta de automóviles sobrepasó hace algunos años los 3 millones de autos y ha llegado hasta 3,7 millones. El Real sobrevaluado ha permitido a sectores de la clase trabajadora realizar viajes nacionales e internacionales. Todo un boom de consumo. Y con él expectativas reformistas, de mejoras graduales en la situación económica y personal - línea a tono con el discurso del gobierno y de la burocracia sindical, con medidas como la valorización del salario mínimo y un pacto social que viene garantizando el empleo y todos los años aumentos salariales ligeramente sobre la inflación (pero por debajo de las ganancias por productividad del capital).

Sin embargo, por detrás de estos datos auspiciosos y los anuncios de ser la sexta economía mundial, se esconden las verdaderas condiciones económicas y sociales que sostienen este crecimiento. Durante 2011, como en otros años recientes, el crecimiento estuvo basado sobre todo en el consumo de las familias, que se estima se ha expandido el 4,2%, y esta expansión explica gran parte del crecimiento de toda la economía. Este consumo a su vez es altamente dependiente del creciente endeudamiento de las personas, aunque la expansión del crédito de las personas físicas diminuyó fuertemente en 2011 comparado con 2010, aún sigue creciendo 5 veces más que la economía del país. A su vez, hay que señalar que la capacidad de los trabajadores a endeudarse es dependiente de la expansión del empleo (lo que sigue ocurriendo aunque declinante).

En 2011 también se batió un nuevo record en exportaciones (US$ 256.000 millones) y del saldo comercial (US$ 29.800 millones), pero el 88% del aumento en las exportaciones recae en el aumento del precio de las commodities exportadas como la soja y el mineral de hierro, materias primas con escaso valor agregado, que desnudan que, en la “nueva” división internacional del trabajo, la sexta economía mundial descansa sobre la primarización de su economía -reduciendo también el porcentaje de las exportaciones-, incluso retrocediendo de los primeros pasos de exportación de productos manufacturados que había iniciado en los años 50-60.

Por otro lado, las cuentas nacionales cuando se consideran también los servicios, suman un déficit de más de 2,5% del PBI que solo se cierra con la entrada de capitales, haciendo que toda la economía dependa de unos 60.000 millones de dólares de capital extranjero que año a año contribuyen a cerrar las cuentas sin aumentar el endeudamiento del país (para 2012 los analistas prevén un déficit de US$ 65.000 millones).

Ante imprevisibles impactos de la crisis capitalista mundial es difícil esperar la continuidad de estos factores que han permitido la emergencia brasilera. Sea por una menor demanda china que derrumbaría el precio de las commodities, como por una disminución del flujo de capitales a causa del impacto de la crisis en Europa, las cuentas externas así como el valor del Real golpearán el “modelo brasilero” que Dilma exalta. Cuantos más agudos sean los próximos pasos de la crisis mundial, más sincrónica será el reflejo en la economía brasilera, como fue en los primeros meses de 2009 con la importante caída de más del 10% de la industria y la consecuente caída del empleo.

Un notable crecimiento… basado en el trabajo precario y terribles condiciones de vida de sectores la clase trabajadora y el pueblo pobre

Al contrario del discurso oficial, el crecimiento económico del país muestra también que éste se apoya en las condiciones del trabajo y de vida precarias. Antes de ostentar la marca de sexta economía del mundo, Brasil ya detentaba “el honor” de poseer la sexta mayor marca en asesinatos por habitante fruto de la degradación bajo el capitalismo y el tercer lugar en accidentes de trabajo del mundo: cada 30 minutos un trabajador muere o tiene una lesión permanente en los campos, fábricas y canteros de obras.

El crecimiento del empleo está basado en la rotatividad del trabajo. Todo el año, decenas de millones de trabajadores cambian de empleo. Esta rotatividad heredada de las reformas laborales de la dictadura sigue vigente y se vuelve contra los trabajadores. En 2010, último año con estadísticas disponibles, cada trabajador que vuelve a ser empleado recibía en promedio 7,5% menos que en su trabajo previo. La tercerización, rotatividad del trabajo, trabajo precario se expresan en altísimos índices de trabajo llamado “informal” donde cerca del 48% de la población económicamente activa no está registrada ni tiene ningún derecho. Basado en datos del IBGE y análisis del Le Monde Diplomatique (Año 5, n° 53) es posible llegar a la impresionante pirámide de renta del Brasil, retratada abajo.

POBLACION RENTA MENSUAL 47.683.174 Hasta R$ 188 (US$ 103) 47.683.174 Hasta R$ 375 (US$ 205) 95.346.347 En media R$ 1.485 (US$ 813) 20.000 En media R$ 6.890.625 (US$ 3.771.551)

O sea, según este promedio, la inmensa mayoría de la población vive con menos que el salario mínimo familiar calculado por el DIEESE en R$ 2.349 (US$ 1286).

En las estadísticas oficiales del IBGE solamente 11,4 millones de personas (6% de la población) vive en favelas. Favelas famosas de todo el país, como la Doña Marta en Río de Janeiro, escenario de intervención de la primera Unidad de Policía Pacificadora (UPP) siquiera constan como favelas. Pero, sin embargo, año a año millares de trabajadores son afectados por tragedias naturales relacionadas con la vivienda precaria, especulación inmobiliaria y un desarrollo urbano para favorecer las ganancias capitalistas. Apenas a un año de la tragedia que acabó con más de 900 vidas en la región serrana de Río de Janeiro, la misma región vuelve a tener barrios aislados y hoy mismo miles de personas están desplazadas en Minas Gerais y el Noroeste de Río de Janeiro donde diversas ciudades están aisladas y con personas desaparecidas en estas tragedias anunciadas.

A los ojos de todos, el mismo país que avanza en sus estadísticas de crecimiento del PBI, empleo y consumo, es un país que va reproduciendo el trabajo precario, la vivienda precaria y otras desigualdades inherentes del capitalismo en Brasil heredero de la dependencia del capital extranjero, del latifundio y de la esclavitud.

05-01-2012









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