La lucha contra los “12 puntos” en los CCHs y la represión de las autoridades en la UNAM

28 Feb 2013   |   comentários

Xara Makatya

El pasado 6/2, luego de la movilización por el aniversario de la entrada de la PFP a CU-UNAM para reprimir la huelga del 1999-2000, estudiantes organizados de diversos planteles del Colegio de Ciencias y Humanidades tomaron su Dirección General. Esto como respuesta a la represión que vivieron estudiantes del CCH-Naucalpan por organizarse en contra de la Reforma de “los 12 Puntos” que ataca el proyecto original de los CCH’s. Las represalias en contra de los activistas fueron desde la expulsión de 6 compañeros hasta la entrada de la policía estatal al plantel con permiso de las autoridades, violando escandalosamente la autonomía universitaria. Esto representa un salto en la política represiva de las autoridades contra el movimiento estudiantil que tiene su antecedente en la toma del CCH-N en agosto pasado, exigiendo el retiro de la credencialización, cámaras y rejas dentro del plantel. Entonces como ahora, las autoridades dejaron ingresar al plantel a la Policía Municipal, permitiendo que golpearan estudiantes.

Las exigencias de la toma que terminó el 20/2 incluían la reinstalación de los expulsados políticos, la anulación de la Reforma de los 12 puntos, el retiro de actas penales contra los activistas y la garantía de que no hubiera represalias. La toma se entregó bajo la promesa de que no habrá represalias, la reinstalación inmediata y la discusión pública sobre las reformas al plan de estudios. Sin embargo, no podemos confiar en las autoridades que violan e incumplen los derechos universitarios y actúan por medio de la represión.

Es fundamental abogar por la unidad en esta lucha; más allá de los métodos con los que fue hecha, había que solidarizarse con los estudiantes que sostenían la toma ante el ataque mediático y de las autoridades que los presentó como “vándalos y violentos”, frenando la represión de la Rectoría de Narro, que obedece a la política represiva del priísmo, de sus grupos porriles y de la policía, entre quienes se dividen las tareas en la represión. Es necesario discutir al interior del movimiento estudiantil cuál es la mejor política para luchar contra la represión y fortalecer la lucha contra “los 12 puntos”.

¿Qué política y qué métodos para fortalecer la lucha? Un debate al interior del movimiento estudiantil

La lógica de ver la toma como una “acción contundente” es sostenida por el sector que impulsó con más vehemencia la toma de la DGCCH –y, se reivindiquen anarquistas o no–, estos sectores incurren en el error político de fetichizar la acción directa por fuera de la relación de fuerzas y a espaldas de la base. Lo anterior abre un importante debate, ya que más allá de la combatividad y disposición a la lucha de estos compañer@s, la disyuntiva es qué estrategia política nos permite poner en pie un nuevo movimiento estudiantil, que masifique su organización y sea capaz de enfrentar los planes de la rectoría y las instituciones contra la universidad pública y gratuita.

Desde ContraCorriente y la Juventud ASR propusimos la necesidad de rodear de solidaridad la exigencia por la reinstalación de los expulsados, masificar el movimiento entre la base nutriendo las asambleas y poder así legitimarlo para enfrentar a la rectoría. La incorporación a la toma de decisiones sobre el rumbo de la lucha a una parte más amplia de la comunidad estudiantil y trabajadora, apuntando a la autoorganización, es la única vía para frenar la criminalización del movimiento estudiantil. Hoy más que nunca es urgente que salgamos a luchar como uno solo y nos movilicemos unitariamente, jugándonos a disputarle a las autoridades la simpatía de la comunidad estudiantil y trabajadora.

A partir de la toma de la DGCCH, podríamos decir que renunciar a llevar adelante esta perspectiva dejó “cancha libre” para que las autoridades hicieran política y convencieran de lo “antidemocrático” de la toma, presentando a los activistas como “vándalos encapuchados” y sirviéndose de los medios masivos para levantar un cerco de aislamiento. Consideremos aquí que, producto de que la toma de la DGCCH’s fue impulsada por un pequeño sector del activismo estudiantil, amplios sectores de la base de los planteles tuvieron diferencias en los métodos de la toma y se negaron a fortalecer las guardias, dejando a quienes tomaron las instalaciones aislados por la vía de los hechos. Ante este escenario y el subsecuente diálogo con las autoridades, que mostró la debilidad de las fuerza, tenemos que redoblar esfuerzos en la politización y convencimiento de las bases para activarlas en la lucha contra la represión y la privatización de la educación pública –proceso en el que se inserta lucha contra “los 12 puntos”–. Sólo fortaleciendo la movilización podremos presionar para que se cumpla lo acordado.

Ante la toma de la DGCCH rechazamos los distintos comunicados que han emitido las dirigencias sindicales del STUNAM y del AAPAUNAM en torno al proceso de lucha de los CCHs contra los “12 puntos” y la represión en CCH Naucalpan. Consideramos y alertamos sobre el retroceso que significa ponerse de lado de las autoridades (que son la patronal) con la posición del actual Srio. Gral. del STUNAM Agustín Rodríguez, como parte de una campaña que se ha levantado para demonizar y estigmatizar al activismo estudiantil, calificándolos como malhechores, mientras “la honorabilidad” de las autoridades sigue imperando impunemente dentro del antidemocrático sistema de gobierno en la UNAM. Esto independientemente del desacuerdo que se pueda tener con determinados métodos políticos expresados en esta lucha.
En pasados procesos de lucha en defensa de la universidad pública, los trabajadores se han solidarizado activamente con las justas demandas del movimiento estudiantil. Hoy, es más necesario que nunca soldar lazos de unidad y movilizarnos para enfrentar juntos el ataque del régimen, que golpea a trabajadores, académicos y estudiantes, mediante las últimas reformas aprobadas en el Congreso y acatadas desde la rectoría a rajatabla dentro de la universidad. Llamamos a sectores democráticos de trabajadores, académicos, intelectuales y estudiantes a pronunciarse en contra de estas declaraciones, así como de rechazar la posición de “castigar” a quienes se organizan por defender el carácter social y publico de la educación.









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