PTR desde Chile

La denuncia al país burgués de Roxana Miranda: Una denuncia correcta que no toca el capitalismo.

01 Nov 2013   |   comentários

PTR desde Chile

Una denuncia correcta que no toca el capitalismo.
El gran ausente de estas elecciones sigue siendo la clase trabajadora.
Nicolás Miranda y Alejandra Valderrama

Elecciones 2013 y la lucha de clases

Un grito subterráneo recorre este año electoral, no podemos decir que es igual que otros años. Esta vez la denuncia se tomó la calle y sacudió todas las instituciones del régimen político. Las movilizaciones estudiantiles en contra de la educación de mercado, las huelgas y movilizaciones de la clase trabajadora con importantes convocatorias. Las revueltas locales en las Regiones: Freirina, Aysen, Magallanes entre otras, la lucha del pueblo-nación mapuche, las movilizaciones de la diversidad sexual, las demandas de los pobladores, fueron gestándose duramente en los años previos y pasaron ahora a cuestionar –ya con los métodos de la lucha de clases- toda la herencia de la dictadura que conservó y profundizó la Concertación y la derecha. Cuestionamientos que -aún- no alcanzan a asestarle una derrota a la clase patronal.

¿Qué se está tejiendo en la situación política? Se está comenzando a reconfigurar toda la política en Chile, los dos bloques que gobernaron durante 20 años tienden a romperse, aparece un centro político débil, y de conjunto la situación empuja hacia la izquierda.

La Concertación, se transforma en “la Nueva Mayoría” con la integración del PC a este nuevo bloque ¿Por qué la integración del Partido Comunista es importante? Porque esto les da mayor margen para presentarse de nuevo falsamente como amigos del pueblo, y así, contener, evitar que los trabajadores y todos los explotados y oprimidos den una salida propia ante la crisis –todavía contenida- que los cuestionamientos puestos en la calle abrieron en el régimen de conjunto. A la vez, surgieron 7 candidaturas más. Todas ellas de una u otra forma hacen una crítica a los guardianes de la herencia de Pinochet, la Concertación y la derecha, unas tienen una salida liberal progresista, otras más de centro, otras más de derecha y así. Este dinámico escenario político obligó a la derecha a pasar a la defensiva y atrincherarse en la defensa cerrada de sus intereses y privilegios, endureciendo su perfil y apostando a reagrupar a su votante duro para enfrentar los posibles escenarios que se presenten.

Dentro de este escenario nos parece importante mencionar 2 candidaturas a la izquierda, de ellas en particular, las de Roxana Miranda y Marcel Claude que se definen como anti-capitalistas y anti-neoliberales.
En este año electoral recorrido por nuevos fenómenos políticos y de la lucha de clases, se abre una pregunta central que no podemos eludir ¿Cómo resolver las demandas planteadas por miles y miles en las calles? De esta forma se comienza a abrir un período de debate estratégico sobre cómo terminar con la herencia de la dictadura, y más allá aun, como terminar con el capitalismo.
Así, lucha de clases, política y estrategia, comienzan a fundirse en un solo proceso que está dando sus primeros pasos.

Las elecciones son, a la vez que un termómetro distorsionado de estos procesos, una vitrina y una tribuna, donde estos procesos se amplifican. El debate y la polémica, se hacen necesarios.

La candidatura de Marcel Claude, se presenta como anticapitalista. ¿Pero qué nos dice? Que busca conciliar a pequeños y medianos empresarios con los trabajadores, en la lucha contra los monopolios, para “desconcentrar la propiedad”. No para terminar con la propiedad privada: de anti-capitalista, entonces, no tiene nada. Es más, en una entrevista en televisión, declaró que sólo busca restringir el capitalismo. Una variante, más a izquierda pero apenas una variante finalmente, del PC y su política de colaboración de clases. Declaró además que “los invitamos a construir un gran frente, como fue el Frente Popular en 1938” (El Clarin, 23/5). Es la candidatura de la pequeñoburguesía radicalizada (ver http://www.ptr.cl/nacional/lucha-de-clases-animo-a-izquierda-y-la-candidatura-de-marcel-claude-una-democracia-radical-que-no-va-a-la-raiz/).

Es en el marco de estos nuevos fenómenos políticos, emerge la campaña de Roxana miranda, que trata de “señorito” a Marcel Claude” y que en los debates sacude el escenario y el timbre de las discusiones ¿Qué nos dice Roxana Miranda?

La denuncia al país burgués de Roxana Miranda

Su candidatura es la del Partido Igualdad y organizaciones sociales, principalmente de las poblaciones, y con quien actuaban algunos colectivos estudiantiles como la UNE, pero que luego de varias discusiones, dejan atrás el apoyo a Roxana Miranda y terminan integrándose a la candidatura de Marcel Claude junto a otros varios partidos y colectivos.

Ganó un peso propio que se vio ampliamente en los debates y entrevistas en la televisión. Un peso sostenido en la denuncia que empieza en el mismo hecho de ser ella una pobladora, “de la olla a la calle”, y a la política. Después de afirmar Marcel Claude que representaba al pueblo, respondió “yo soy del pueblo”. Y no queda allí.

También en sus palabras de denuncia: “una candidatura presidencial de los nunca, los nadie, los sin dientes, los sin casa, es revolucionario”. Y que con ella, es el pueblo el que gobernará en vez de “lavarle la ropa a los poderosos”.
Rematando: “No somos ideas, somos un proyecto revolucionario, queremos recuperar todo lo que nos han robado en la historia, exigimos que la gente más rica del país se tiene que ir, junto con los parlamentarios”, a quienes trató de lacayos. “Vamos a refundar el Estado. Soy parte de este Chile pisoteado por la historia”.

En los debates en la televisión, interpeló a todos los otros candidatos, discutiendo por ejemplo, el problema de la Salud: “A mí me gustaría saber en que consultorio se atienden. ¿O lo hacen sólo en clínicas? No tienen idea del color de la tarjetita y quieren decirnos que lo van a resolver”.
Es una bofetada al Chile burgués. Una bofetada saludable. Necesaria. Un rechazo. Una denuncia. Que sin duda los trotskistas del PTR compartimos ¿Pero cuál es la salida?

Lo que esta tras Roxana Miranda: El Partido Igualdad y el problema del programa

Su programa ataca la herencia de la dictadura. Recogiendo las demandas de la lucha de clases.

“El eje principal del partido Igualdad y lo que impulsa esta candidatura son las distintas demandas del pueblo, que está peleando por distintos problemas. Estamos acogiendo esas demandas y también lo que están proponiendo esas organizaciones, porque ellos también están entregando propuestas y soluciones al conflicto. El programa de Igualdad está en constante movimiento, en constante elaboración, porque lo estamos enriqueciendo. El recorrer Chile también me ha permitido conocer otros problemas, los que hemos incorporado dentro del programa como demandas prioritarias”.

Y detallan: “Proponemos que el objetivo de esta mesa de convergencia sea impulsar un programa de transformaciones radicales que desmantele la institucionalidad del capitalismo neoliberal fundada por la dictadura de Pinochet y profundizada y perfeccionada por los gobiernos civiles de la Concertación y la Alianza. Impulsaremos la Vía Popular Constituyente desde abajo para construir un nuevo país. Buscaremos renacionalizar el cobre, para que los ingresos sirvan para satisfacer las demandas del pueblo y no engordar los bolsillos un puñado de empresarios. Terminaremos con la educación de mercado, otorgando educación gratuita y de calidad para todos los chilenos y chilenas en todos los niveles, terminando con la municipalización y expulsando a los mercaderes de la educación superior. Pondremos fin al negociado de las AFP. Restituiremos el derecho a huelga y negociación colectiva y terminaremos con el código laboral neoliberal que busca poner de rodillas a los trabajadores ante los empresarios. Queremos que se reconozca la autonomía y autodeterminación de la nación mapuche. En definitiva, queremos construir con todos, desde abajo, un nuevo Chile para los trabajadores y el pueblo”.

En estas justas demandas que en las calles se han instalado dispersamente, coinciden total o parcialmente, varias de las otras candidaturas. Más allá de la circunstancia coyuntural de haber logrado o no unificar las candidaturas detrás de estas demandas, la discusión está en cómo alcanzarlas. A las demandas de la lucha de clases, y al paso a la política, en este caso dando la batalla en el escenario electoral, hay que unir la discusión estratégica de cómo conquistarlas. ¿Cuál es el problema del programa de Roxana Miranda? Es que su denuncia no termina de tocar la fibra sensible del capitalismo, lo intenta, lo denuncia, lo desprecia pero no lo toca, no lo aniquila. Sin más nos plantea que la forma de alcanzar las demandas democráticas planteadas por miles en las calles encuentra su asidero en la fundación de un Estado más participativo y “desde abajo”, un Estado popular. Plantea nacionalización de los recursos pero sin plantear el problema de la administración en este caso, de la minería ¿Quién administrara los recursos nacionalizados? ¿Un estado participativo en donde los empresarios tienen aún sus puestos pero conviviendo con formas de organización “desde abajo”? ¿O los trabajadores, pobladores y pobres en sus organismos como los sindicatos, juntas de vecinos, etc? Para los marxistas revolucionarios la salida a los problemas planteados en educación, salud, vivienda entre muchos otros, no puede resolverse íntegramente si no son los trabajadores quienes toman la propiedad, en conjunto con el pueblo empobrecido. El control obrero de la producción en todas las áreas, ausente en el programa de Roxana Miranda, nos muestra que su lucha es por reformar el capitalismo desde lo popular, refundar el Estado (burgués) pero desde abajo. No es gratuito que en su programa no menciona nada sobre la necesidad del socialismo. ¿Por qué Roxana Miranda no nos habla de socialismo? Porque no busca terminar de raíz con el capitalismo, no es gratuito que tras una denuncia que sin duda compartimos termine hablándonos de conceptos que incluso utiliza la burguesía como justicia social, como si el problema se redujera a la amplitud de este concepto. En su programa menciona a los trabajadores pero para hacerlos desaparecer en su estrategia, es un programa de denuncia pero sin una salida de clase, en este sentido sin tocar la fibra vital del capitalismo. Pero esta ausencia en el programa tiene también un sustento en los fines que busca conseguir. Su primera respuesta, fue la formación del Partido Igualdad en tanto herramienta, instrumento político. Que lo van poniendo a prueba.

Un partido electoral o un partido para la lucha de clases en contra del capitalismo

En las elecciones municipales del 2012, el Partido Igualdad presentó ya candidaturas propias.

Lo hicieron como opositores tanto a la derecha como a la Concertación y el PC.
Y el centro de su política, en sus declaraciones y entrevistas, fue el de alentar la participación desde abajo presentando como candidatos a luchadores sociales.
Pero la mayor participación nada cambia en estas Municipalidades heredadas de la dictadura que reproducen localmente los padecimientos que asestan a todo el pueblo trabajador.

¿Significa esto que no había que presentarse a estas elecciones? No, había que presentarse de poder hacerlo.

Pero no para revitalizar la confianza en instituciones heredadas de la dictadura, como estas Municipalidades, embelleciéndolas con el discurso de la participación popular, sino para demostrar, como dice Trotsky, que “En el mismo terreno (de las Municipalidades), los revolucionarios hacen todo lo que pueden en interés de los trabajadores y, al mismo tiempo, les enseñan a cada paso que, sin la conquista del poder del estado, la política municipal es impotente” (“La industria nacionalizada y la administración obrera”, León Trotsky).

Es en este punto que consideramos que nos separan profundas concepciones. La tribuna de las elecciones va de la mano indisolublemente con una estrategia de combate, al menos para los marxistas revolucionarios, es decir, son altavoces de una política. Cabe preguntarnos cuál es la estrategia del Partido Igualdad, ¿Cuál es su política para la lucha de clases?, ¿dónde estaban en la lucha estudiantil del 2011? Una reciente ruptura del Partido Igualdad cuestionño de hecho su ausencia como partido en el paro con movilización obrero-estudiantil del 26 de junio de este año 2013. ¿Y cuál fue su acción y sus propuestas en los procesos de lucha abiertos en estos dos últimos años? La realidad cae por su propio peso, el Partido Igualdad se configuró como una plataforma en donde convergen diferentes estrategias, no todas necesariamente socialistas, no todas necesariamente revolucionarias, los unía un fin común, poder presentarse a elecciones con un programa amplio, crítico y social. Y en medio de los procesos de lucha no tuvieron mayor incidencia, su práctica fue la de todo bloque electoralista, es decir concentrando toda su fuerza en la formación de esta plataforma sin una política y estrategia unitaria sobre los fenómenos de lucha.
Hay algo más, detrás de la denuncia, justa y necesaria.

Las alianzas del Partido igualdad ¿Justicia social o socialismo?
Este algo más es que el Partido Igualdad se propone aglutinar la lucha contra la Concertación y la derecha: “nos percatamos que era preciso dotar al movimiento social de política. Antes no lo hicimos, pero es un paso imprescindible. De ese modo, nos entregamos a la legalización de un instrumento político de los propios movimientos sociales reales, con absoluta autonomía política del sistema de partidos políticos hegemónicos. Eso nos permite actuar con independencia respecto del duopolio Concertación-Alianza por Chile. Así fuimos construyendo Igualdad, un medio que busca reunir a todas las agrupaciones que no nos sentimos representadas por la clase política tradicional”.

La Concertación y la derecha, son los guardianes feroces de la herencia de la dictadura, la impunidad de la clase patronal para explotar y oprimir a la clase trabajadora, los pobladores, los estudiantes y jóvenes explotados y oprimidos, la diversidad sexual, para saquear los recursos naturales, a las Regiones, para reprimir a los que luchan.

¿Pero todos los que critican a la derecha y la Concertación son anticapitalistas? Dejemos de lado lo obvio: no lo son los candidatos MEO, Ricardo Israel, Jocelyn Holt.

¿Pero lo son el Partido Humanista con su candidato Marcel Claude, o el Partido Ecologista Verde con su candidato Sfeir? Ya lo vimos para Marcel Claude: de anticapitalista, nada, a menos que podamos considerar su “revolución ciudadana” o las transformaciones sociales dentro del régimen de los empresarios como una política anti capitalista. Lo mismo vale para Sfeir.
¿Pero qué nos dice el Partido Igualdad y Roxana Miranda de estos candidatos? Que sí lo son. Sobre Sfeir, declaró: “Yo siento más cercanía con Alfredo Sfeir porque ambos estamos hablando de recuperar las riquezas, los medios de comunicación”.

Y no es solo una declaración, llegaron a un acuerdo reciente, para lista conjunta de parlamentarios y CORES (Consejeros Regionales).

Meses antes, en junio, cuando las conversaciones con Marcel Claude y el Partido Humanista no se rompían, declararon: “Por eso, hacemos este llamado fraternal y responsable al Partido Humanista y al Partido Ecologista Verde, por ser los partidos anticapitalistas efectivamente desligados de la Concertación y la Alianza, para generar, con la urgencia que la situación requiere, un gran y amplio pacto electoral parlamentario que siente las bases legales para el despliegue de una lista única de candidatos al Parlamento y COREs, que también pueda acoger a los y las independientes”.

Declarar como anticapitalistas a candidaturas y partidos que no lo son (además Sfeir fue funcionario del Banco Mundial, responsable de los ajustes contra nuestros países semicoloniales dominados por el imperialismo) muestra que más que anticapitalismo, se busca una convergencia antineoliberal, que termina regulando el mercado, que termina haciendo pasar por socialismo, medidas que solo atenúan la desigualdad social pero que no acaban con ella. Y responde a sus concepciones estratégicas, que en estos hechos se dibujan.

Unidad de la izquierda y colaboración de clases: hay sumas que restan
“Los teóricos del Frente Popular no van más allá de la primera regla de la aritmética: la suma. La suma de comunistas, de socialistas, de anarquistas y de liberales, es mayor que cada uno de sus términos. Sin embargo la aritmética no basta, hace falta cuando menos conocimientos de mecánica. La ley del paralelogramo de fuerzas se verifica incluso en la política. La resultante es, como se sabe, tanto más pequeña cuanto más divergentes sean las fuerzas entre sí. Cuando los aliados políticos tiran en direcciones opuestas, la resultante es cero. El bloque de las diferentes agrupaciones políticas de la clase obrera es absolutamente necesario para resolver las tareas comunes. En ciertas circunstancias históricas, un bloque de este tipo, es capaz de arrastrar a las masas pequeñoburguesas oprimidas, cuyos intereses están próximos a los del proletariado, ya que la fuerza común de este bloque resulta mucho mayor que las resultantes de las fuerzas que lo constituyen. Por el contrario, la alianza del proletariado con la burguesía, cuyos intereses, actualmente, en las cuestiones fundamentales, forman un ángulo de 180°, no puede, en términos generales, sino paralizar la fuerza reivindicativa del proletariado”
(Trotsky, “Lección de España; última advertencia”)

Los bloques, los acuerdos, las alianzas, son necesarias en diferentes momentos de la lucha de clases y política. Pero tienen algunas condiciones. Una de ellas, es no embellecer al aliado.

Y ser consecuente: ¿por qué hacer un acuerdo parlamentario y no presidencial, como con Sfeir?, ¿por qué acordar en todos o casi todos los puntos de programa con Marcel Claude y no presentar una candidatura única? Aunque aquí no está el fondo del problema.

El PTR, ante la persecución del Estado burgués a dirigentes del Partido Igualdad en agosto del 2012, se pronunció por su desprocesamiento (http://www.ptr.cl/nacional/desprocesamiento-ya-a-lautaro-guanca/). Y nos volveremos a encontrar en algunas luchas, como con tantas otras organizaciones.

Pero de los bloques y acuerdos, a la unidad de la izquierda hay un abismo.
Decirle anti-capitalista a quien no lo es, más que ayudar, obstaculiza la tarea de poner en pie un instrumento político, para nosotros, un partido revolucionario de la clase trabajadora.

¿Por qué lo hace el Partido Igualdad? Porque en primer lugar, más que lucha anti-capitalista, hay lucha anti-neoliberal, tenemos que tener en cuenta que el neoliberalismo es solo una fase, una configuración específica del capitalismo, pero el capitalismo ha tomado diferentes formas, algunas con tintes más sociales que otras. Mostrar a Marcel Claude como anticapitalista o a Sfeir, es una concesión peligrosa, le abre paso a la pequeño burguesía con su democracia “radical” o a ex funcionarios del Banco Mundial.

Y así, “la convergencia de la izquierda”, conduce a la colaboración de clases.
Sus referentes históricos, también lo demuestran: Salvador Allende, del que declaró Roxana Miranda: “un Presidente que ha sido el único que yo rescato y voy a enaltecer siempre. El Presidente Allende fue la oportunidad que tuvimos”.
Allende fue el gobierno de la colaboración de clases: el Gabinete cívico-militar, la devolución de las empresas tomadas por sus trabajadores, la ley de armas, los llamados a la Democracia Cristiana. No solo eso: la UP incluía una alianza con el Partido Radical, en ese momento una “sombra de la burguesía”, de lo que había sido en sus gobiernos anteriores.

Y hoy reivindica a Evo Morales (que, por ejemplo, acaba de enfrentar a los trabajadores en defensa del sistema neo-liberal de pensiones), y a Hugo Chávez por “dignificar a su pueblo”.

Se trata de sumas que restan. De fuerzas que tirarán en direcciones opuestas, y el resultado será igual a cero.

Es que no se trata solo de una política anti-neoliberal, sino de una concepción estratégica, como vemos, que conduce a la colaboración de clases. Y es que la suma de todos los movimientos y las demandas, no bastan.

Suma de todos los movimientos, o hegemonía de la clase trabajadora
Unos meses atrás, tras un encuentro con la Izquierda Anticapitalista catalana (del Estado Español), declararon que “en ambas sociedades el pueblo se moviliza, organiza, resiste y lucha en movimientos sociales y en sus organizaciones específicas. Los trabajadores por mejores condiciones de vida y laborales y por un nuevo sindicalismo sin burocracias corruptas; las mujeres por sus derechos específicos y contra el patriarcado; los estudiantes por una educación considerada como un servicio público sin lucro y financiada por el Estado; los movimientos ecologistas contra el extractivismo productivista impuesto por el Capital; el pueblo mapuche por su autodeterminación y el catalán por la República de Cataluña”.

Es la suma de todos los movimientos sociales. Está en la base de la búsqueda de acuerdo con todos los anti-neoliberales.

Pero esta sumatoria de “movimientos sociales” carece de estrategia. Para los marxistas revolucionarios la resolución integra de los problemas que padece la juventud, los estudiantes, los pobladores, el pueblo mapuche, entre otros, solo puede venir de la mano con una estrategia de destrucción del capitalismo, por una sociedad socialista, quienes pueden dar este golpe letal son quienes echan a correr toda la producción, todo lo que vemos, los trabajadores. Sin duda la alianza de los trabajadores con todos los sectores oprimidos es clave, pero para esto hay que darle una salida de independencia de clase o clasista a los problemas planteados, cuestión que está ausente en Roxana Miranda, que si bien critica todo lo que criticamos, la salida termina siendo un Estado participativo y justicia social. Nada de lucha de clases, nada de toma del poder y socialismo, nada de expropiación, nada de control obrero y popular, ni de partido revolucionario de la clase trabajadora. Nuevamente, diluye las fronteras de clase. Como cuando dice que se trata del 80% contra los poderosos, y desarrolla: que la clase media “también son pobladores. Lo que pasa es que están desclasados”. No, la clase media se partirá en dos, una parte irá con la reacción, la otra hay que ganarla. Y solo puede hacerlo la clase trabajadora mostrándole que puede terminar con la fuente de todos sus padecimientos: el capitalismo.

En este punto convergen con Marcel Claude. Aunque Roxana Miranda sacuda todo abofeteando al Chile burgués.

Pero de la bofetada y la crítica hay que pasar a la salida, a la resolución de las contradicciones que se siguen acumulando.

La lucha contra la neoliberal herencia pinochetista conservada y profundizada por la derecha y la Concertación, es un punto de apoyo para avanzar en la lucha contra toda la democracia para ricos.

Pero sólo podrá ser resuelta en forma íntegra y efectiva, en una República de Trabajadores, basada en sus organismos de autorganización, de democracia directa. Solo la clase trabajadora, en alianza revolucionaria con los pobladores, un sector del movimiento estudiantil, la juventud explotada y oprimida, el pueblo-nación mapuche, puede avanzar con sus métodos propios al cuestionamiento a la propiedad privada capitalista.

Para ir hasta el final, hay que luchar por la centralidad y hegemonía de los trabajadores.

En las elecciones, hace falta todavía una candidatura de independencia de clase, de los trabajadores, que rompa con todos los partidos patronales, y de la colaboración de clases.

Y para esta batalla y más allá, hace falta construir un partido revolucionario de la clase trabajadora y no una plataforma electoralista como el Partido Igualdad.
Esta tarea se hace urgente ante la crisis capitalista mundial en curso. Se trata de una crisis histórica del capitalismo. Ya ha desatado grandes procesos de la lucha de clases. Incluso que sectores de la burguesía hablen de un “retorno de Marx”, que se vuelva a hablar de revoluciones, con la Primavera Arabe, y nuevamente comience a ponerse en movimiento la clase trabajadora como lo demuestran las mas 20 huelgas generales en Grecia. Se hace urgente levantar un programa transicional para que la crisis la paguen los capitalistas, en lucha por la hegemonía de la clase trabajadora para terminar con el capitalismo, pues no solo queremos luchar, también queremos vencer.

Es por este motivo que los trotskistas del PTR llamamos a votar nulo, pues no vemos una candidatura en donde se pelee consecuentemente contra el capitalismo, con una estrategia de independencia política de la clase trabajadora, de toda variante empresarial.

Ponemos como prioridad hoy, trabajar y construir esta alternativa, con una estrategia clara de independencia de clase que pueda expresarse en cada lucha, en el movimiento estudiantil, en la lucha de las mujeres y la diversidad sexual, en las poblaciones y por sobre todo en la clase obrera. La lucha por el socialismo sigue vigente, mostrar que los trabajadores en conjunto con los explotados pueden dar respuesta a cada uno de los problemas planteados en la situación política se hace urgente.









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