ESTADO ESPAÑOL: TRAS EL EXITO DE LAS MANIFESTACIONES DEL 19J

DERROTEMOS LA CAMPAÑA DE “CRIMINALIZACIÓN” Y AVANCEMOS HACIA LA HUELGA GENERAL

29 Jun 2011   |   comentários

Jueves 23 de junio de 2011

El pasado domingo 19 de junio la lucha de los “indignados” dio una muestra clarísima de fortaleza creciente. Cerca de 500.000 personas llenaron las calles de más de 90 ciudades. En la capital 6 columnas colapsaron la ciudad durante toda la mañana desde todos sus extremos para confluir en el Congreso más de 150.000 personas. En Barcelona fueron 275.000 los manifestantes que abarrotaron el recorrido desde la Plaza Catalunya hasta las proximidades del Parque de la Ciudadella, sede del Parlement, al que varios cientos de personas se acercaron a hacer llegar la protesta que los Mossos habían impedido por la fuerza el pasado 15 de junio.

En otras ciudades como Valencia, Granada, Sevilla, Bilbao o Zaragoza la respuesta también fue masiva. En esta última además se conformó un potente bloque de la izquierda y sectores de trabajadores en lucha encabezado por los choferes en conflicto de TUZSA.

Un golpe a la campaña de “criminalización” contra los “indignados”

El pasado 15J el movimiento en Barcelona llevó adelante una importante acción que había sido discutida y votada en las multitudinarias asambleas de Plaza Catalunya para evitar la sesión parlamentaria en la que se iban a presentar los Presupuestos de CiU, que liquidan la educación y la salud. Si bien esto no se pudo conseguir, la sesión tuvo que realizarse en medio del asedio de la protesta, que obligó a que los diputados entrasen entre abucheos y muestras de indignación, en “tocineras” de los Mossos o en helicóptero (como la comitiva del Govern y la Mesa del Parlament). Una demostración de que para cientos de miles ellos “no nos representan”, que no nos creemos que el Parlament sea la representación de la soberanía popular, sino la de los banqueros y empresarios.

Este cuestionamiento profundo de esta falsa democracia al servicio de los ricos acarreó una fuerte campaña de “criminalización”, a la que sectores del movimiento le han seguido el juego desmarcándose de los supuestos “violentos” e incluso de la misma protesta frente al Parlament. Se intentó dividir el movimiento entre “buenos” y “malos”, metiendo en el segundo bloque, no a supuestos grupos ultras que de momento no han aparecido en el movimiento, sino a toda el ala izquierda o sectores opositores a los más reformistas. Sobre esta ofensiva el ministro de Interior, Felip Puig, pretende desplegar toda una campaña represiva contra los luchadores, comenzando por los siete detenidos del 15J -en libertad pero con cargos de resistencia y desobediencia- y siguiendo por otros muchos que han sido identificados en videos y fotografías y a los que se quiere pedir penas de prisión de hasta cinco años por el “acoso” ejercido a los parlamentarios.

Contra las previsiones de muchos analistas burgueses esto no ha restado fuerza al movimiento. Como ocurriera con el primer desalojo de Sol o el mucho más brutal de Plaza Catalunya el 27 de mayo, ante este ataque la respuesta y el apoyo social se ha amplificado. La masiva respuesta del pasado domingo 19, unido a que -gracias a la pelea política del ala izquierda- el movimiento en Barcelona incluyó entre sus demandas la absolución de los detenidos, es un palo en la rueda para esta ofensiva represiva. Sin embargo los intentos de perseguir la protesta van a continuar creciendo conforme ésta se generalice y radicalice, por lo que la necesidad de un vasto movimiento democrático contra la represión, la criminalización, en defensa de los derechos democráticos fundamentales y por la libertad sin cargos de todos los detenidos sigue estando en primerísimo orden. Si no defendemos nuestra lucha será imposible desarrollarla y extenderla.

De la ocupación de las calles, a la huelga general

Hasta el momento el movimiento ha tenido su epicentro en las acampadas y más tarde en las cientos de asambleas de barrio, especialmente en Madrid y Catalunya. La juventud y otros sectores obreros y populares hemos roto la paz social de la que “disfrutaba” Zapatero y la patronal gracias a la ayuda de las direcciones burocráticas de CCOO y UGT. La profundidad de las razones de nuestra indignación hacen muy difícil una “vuelta atrás”, más si tenemos en cuenta que lo que queda de legislatura quiere ser aprovechado para aprobar todo el paquete de contrareformas que demandan el FMI y la Comisión Europea. La demostración de fuerza de las manifestaciones y acciones como la del Parlament han sido pues un gran primer paso que debemos aprovechar para dar un salto que ponga realmente en jaque al Gobierno y al Régimen.

El ejemplo griego nos marca el camino. El mismo día que los “indignados” catalanes se dirigían a su Parlament los “aganaktismeoi” griegos, que llevaban 15 días acampados en la Plaza Sintagma, confluían con la clase trabajadora, que protagonizó su tercera jornada de huelga general en lo que va de año. Una potente alianza, la de los trabajadores y la juventud y sectores populares, que ha puesto en serias dificultades al Gobierno heleno y a la UE para hacer pasar su brutal plan de ajuste. Una muestra evidente de la necesidad estratégica de que la lucha de las plazas logre impactar en la clase trabajadora para que ésta pueda sumarse con sus propias organizaciones y métodos, especialmente la huelga general, la paralización del corazón, los pulmones y las venas del capitalismo.

Esta necesidad es asumida por cada vez más sectores del movimiento, lo que ya empieza a chocar con el rechazo inicial a que sectores de trabajadores puedan participar con sus propias organizaciones como los sindicatos, secciones sindicales o comités de empresa. En Madrid y Barcelona -así como en otras muchas ciudades como en Zaragoza gracias al bloque obrero- la exigencia de una huelga general a las direcciones de CCOO y UGT fue una demanda central. Hasta el punto de que responsables de ambas centrales tuvieron que salir defensivamente a decir que “no descartaban” esa medida de lucha, aunque de momento siguen apostando por su criminal “responsabilidad” y “diálogo”.

La labor realizada por las comisiones encargadas de dirigirse a empresas y polígonos, contactar con trabajadores y empresas en lucha, buscar vías de coordinación de los conflictos obreros, organizar protestas contra la burocracia y la política de pactos sociales... es una excelente muestra de lo que hay que conseguir extender y generalizar para lograr impactar profundamente en la dura realidad que se vive en los centros de trabajo. Para apoyar a los que luchan aisladamente por la política de división y descoordinación que imponen las burocracias de las Federaciones o secciones, y para lograr “alborotar el gallinero” de las empresas, trasladando la “indignación” a ellas y animando a que los trabajadores impongan a sus dirigentes un plan de lucha hacia la huelga general.









  • No hay comentarios para este artículo