Ante el gran ataque anti-obrero de gobierno y patrones; HUELGA NACIONAL CONTRA LA LEY DEL ISSSTE

26 Mar 2008 | El ataque a los sindicatos y sus conquistas se recrudece. Los patrones, sus partidos y el gobierno van, no sólo por las pensiones y jubilaciones, sino también contra los contratos colectivos de trabajo, los salarios y por condiciones mayores de explotación a la clase obrera. Mientras, los charros de la CTM, la FSTSE y el SNTE, se reparten las posiciones de poder y los millones que el gobierno les da por la entrega de nuestros fondos de retiro y conquistas sindicales.   |   comentários

El ataque a los sindicatos y sus conquistas se recrudece. Los patrones, sus partidos y el gobierno van, no sólo por las pensiones y jubilaciones, sino también contra los contratos colectivos de trabajo, los salarios y por condiciones mayores de explotación a la clase obrera. Mientras, los charros de la CTM, la FSTSE y el SNTE, se reparten las posiciones de poder y los millones que el gobierno les da por la entrega de nuestros fondos de retiro y conquistas sindicales.

La clase dominante espera rematar con la reforma a la Ley Federal de Trabajo para lograr formas de explotación a niveles semiesclavistas. Y, lejos de resolverse el problema del desempleo, éste sigue aumentando (hay 6.4 millones de personas desempleadas según el INEGI) y arrojando más trabajadores a la economía informal, actuando como depreciador del salario e incrementando el trabajo precario. A esto se debe que en México existan capitalistas cuya fortuna supera en millones a los de otros países (como Carlos Slim de Telmex).
El descontento de los trabajadores - ante esta situación - ha quedado de manifiesto en los últimos años (Sicartsa, los sindicatos de la APPO, la CNTE, SME, STUNAM, etc.), sin embargo, no han podido presentar un frente obrero y popular que enfrente verdaderamente estos planes. Y es que, en varias ocasiones, las direcciones sindicales consideradas opositoras al gobierno, han prometido a sus agremiados que van a movilizarse con medidas contundentes, sin embargo, éstas no llegan y los patrones envalentonados pasan a la ofensiva apoyados en el brazo «legal» de la Secretaría del Trabajo y las Juntas de Conciliación y Arbitraje, que interviene sindicatos y legitima los «charrazos» y los despidos contra los trabajadores democráticos (como los 193 en la transnacional General Tire), o la violación a los derechos del sindicato minero, de las sobrecargos y pilotos de Mexicana de Aviación. Para frenar esta ofensiva burguesa, los sindicatos que se reclaman combativos deben mostrar que se pondrán de lado de la clase trabajadora, dejando de lado toda política que, pese a las declaraciones, termine sirviendo al gobierno y la clase patronal.
Por ejemplo, en la reciente negociación en Volskwagen la dirección sindical perteneciente a la UNT, como ya es costumbre, pactó un aumento de 4.35% directo al salario y 1.15% en prestaciones, por abajo del logrado en Toyota, de la misma rama, que fue de 6.20 global. En el IMSS (también de la UNT), el dirigente Valdemar Fragoso, al mismo tiempo que declaraba que no aceptará la mutilación del clausulado del contrato colectivo de trabajo del SNTSS, demandaba un 10 % de aumento, aclarándole a la patronal que dicha petición es «negociable», dejando entrever la capitulación que se viene y la probable pérdida de prestaciones de los trabajadores del IMSS en su congreso de[l] octubre. Es la misma política que desarrolló el anterior charro Vega Galina, que entregó el régimen de jubilaciones y pensiones. En este tenor está también la dirección del STUNAM que en cada negociación le cede a Rectoría y al gobierno. Solamente la CNTE viene resistiendo con medidas contundentes, contra los planes del gobierno: como los paros en Oaxaca, Michoacán, la toma de la sección 2 de Baja California, en rechazo a la ley de ISSSTE, y el paro de 670 escuelas al ser violentamente desalojados por la policía estatal, ante lo cual es necesario preparar el paro nacional y la coordinación con el resto de los sindicatos.

Las direcciones sindicales y las movilizaciones del 30-31 de agosto
Desde hace dos meses, Agustín Rodríguez - respondiendo a los que le impusieron el paro del 2 de mayo-, anunció un paro del STUNAM de 24 horas para el 31 de agosto pero finalmente «reconsideró» su propuesta y dijo que «no es el momento de cerrar la UNAM» (Agustín Rodríguez, «La Jornada», 28-ago-07) cambiando el paro por una falta colectiva. Por su parte, Francisco Hernández Juárez del sindicato telefonista, dijo que «en realidad no hay condiciones para un paro nacional el próximo 31 de agosto». A su vez, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), impulsó como política la falta colectiva dejando para otra ocasión el paro electricista. Es cierto que las condiciones para la huelga nacional se crean, pero ya van años que las direcciones sindicales dicen lo mismo. Pero incluso, la falta colectiva como medida de «fuerza», no fue real (como lo describió un reportaje de «La Jornada» del 31 de agosto). Así, vimos que la UNAM trabajó normalmente, como igual sucedió en los sindicatos de la UNT y del Frente Sindical Mexicano. Y, aunque miles salieron el 30 de agosto a las calles a protestar, la falta colectiva sirvió para desdibujar la necesidad de preparar una huelga nacional que rebase los paros cívicos (que cada vez le parecen más inofensivos al gobierno y a crecientes sectores de trabajadores), y para que estas direcciones sindicales hagan declaraciones «combativas» que no cumplirán. Esta política va en contra del descontento y las aspiraciones de las bases de los sindicatos que ya mostraron que sí quieren luchar, y actúa como lastre en contra de los fenómenos de lucha como el de los combativos maestros de la CNTE, o antiburocráticos como en el sindicato de Vidriera del Potosí (que echaron al comité charro de la CTM y lograron la reinstalación de los despedidos), o de los mineros que han estallado huelgas en tres minas. Ya es común que la UNT y el SME, retrocedan de sus promesas de lucha y le den, en los hechos, treguas al gobierno y los patrones. Es necesario rebasar esta política que no ayuda a frenar los planes antiobreros, ni educa a los trabajadores en la lucha.

A preparar la Huelga Nacional YA

Para frenar las reformas «estructurales», los bajos salarios, el desempleo y el trabajo precarizado, es necesario organizar la huelga nacional que incorpore a todos los afectados por la política económica y laboral del gobierno. Si el Frente Sindical Mexicano (con el SME a la cabeza), las organizaciones del Diálogo Nacional y la UNT, acompañando a la CNTE (que viene sosteniendo el plantón contra la ley del ISSSTE), hubieran preparado la movilización para llegar a una huelga nacional de dos días, paralizando las universidades, bajando el switch (preparando a los usuarios e integrándolos en comités de electricistas y usuarios); si los tranviarios paralizaran el transporte, y los telefonistas le colgaran la bocina a Slim, sería una gran medida de fuerza, como ensayo de una acción mayor. Y alentaría a los trabajadores de la industria y a los estatales a sumarse a la lucha, combatiendo a sus direcciones integradas en la CTM-Congreso del Trabajo y de la FSTSE y el SNTE controlado por Elba Esther.
Un gran paro nacional de todos los sindicatos que votaron la falta colectiva y de los que marcharon el día 30, junto a los cientos de miles del sindicato minero, podría obligar al gobierno a frenar la reaccionaria ley del ISSSTE, luchando contra la intromisión del gobierno en los sindicatos, y rechazando el «arbitraje» forzoso de las Juntas que nada concilian, pues responden a los intereses de los patrones. Al mismo tiempo, es una fuerza que puede echar abajo los topes salariales. Basta de que los sindicatos llamados opositores funcionen como meros recaudadores de votos para elegir diputados y senadores. La organización sindical debe estar al servicio de los intereses de clase de sus agremiados y no de las carreras parlamentarias de los dirigentes sindicales. Está en juego el futuro de nuestras familias y solamente luchando podemos defenderlo. Los trabajadores debemos exigir a nuestras direcciones sindicales -en las asambleas de base -, que se vote la preparación de la huelga nacional, y que desde hoy se organice una campaña nacional (con Foros, Encuentros, caravanas, etc.) para crear un fondo nacional de huelga, que acompañe las discusiones rumbo a esta medida propia de la clase trabajadora.
Bajo esta perspectiva, es necesario luchar por nuevas direcciones sindicales democráticas y verdaderamente combativas al interior de los llamados sindicatos opositores, para que estén al servicio de la lucha, contra la política de los dirigentes burocráticos que actualmente los encabezan, y para impulsar la independencia política de los trabajadores respecto a los partidos del Congreso.









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