ZANON Y DONNELLEY La gestión obrera como respuesta a la crisis

18 Oct 2014   |   comentários

En medio de la crisis de 2001, los obreros de Zanon ocuparon la fábrica para no quedar en la calle. Durante 13 años se convirtieron en un ejemplo internacional: gestión obrera, militancia, alianza con otros sectores combativos y la comunidad.

En medio de la crisis de 2001, los obreros de Zanon ocuparon la fábrica para no quedar en la calle. Durante 13 años se convirtieron en un ejemplo internacional: gestión obrera, militancia, alianza con otros sectores combativos y la comunidad. Hoy los obreros de Donnelley, con una historia de lucha y organización a cuestas, cosechan parte de lo que sembraron los ceramistas. Reproducimos un fragmento de la entrevista publicada en La Verdad Obrera a Raúl Godoy y Eduardo Ayala, dirigentes nacionales del PTS –sección argentina de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional- y protagonistas de esas experiencias.

Raúl, ante la crisis, uds aparecieron como un salida distinta…
Antes de la crisis del 2001 nosotros habíamos recuperado el sindicato. Los obreros de Zanon logramos contactarnos con compañeros combativos de otras fábricas, dispuestos a enfrentar el fraude y a la burocracia. Y lo conseguimos. Hicimos una huelga de 34 días en el 2001, donde planteamos a los compañeros que si queríamos mantener los puestos de trabajo había que luchar duro. “Que abran los libros de contabilidad, que muestren los millones que ganaron en todos los años previos” fue el reclamo.
La crisis capitalista en Argentina llevó en esos años al cierre de 2 mil fábricas. En Zanon el principio fue muy duro: con 5 meses de carpas, recogiendo alimentos y la solidaridad de la comunidad. Un día decidimos entrar y ponerla en funcionamiento.
Organizamos la producción creando los distintos sectores y comisiones de comercialización, compras, salud, seguridad, prensa. Y además, un organismo de dirección que aparte de la gestión económica discutía de política: la “reunión de coordinadores”. Fue una escuela de planificación que demostraba la capacidad de la clase obrera para dirigir las fábricas.
Había muchos otros casos de fábricas ocupadas. Ese fenómeno cuestionaba la propiedad privada y mostraba que los capitalistas no eran necesarios.
Nosotros queríamos dotar a ese movimiento de un programa que diera una salida obrera a la crisis capitalista. Levantábamos la bandera de la estatización sin pago de la fábrica, gestionada por los trabajadores, y para que sea puesta al servicio de la comunidad. Decíamos “queremos un plan de obras públicas, que genere trabajo genuino, viviendas, escuelas y hospitales”. Así recogimos el apoyo de amplísimos sectores. Creo que mostramos en pequeña escala la potencialidad que tiene la clase trabajadora para encabezar una alianza de todos los sectores que sufren la explotación y la opresión en esta sociedad, que es la que puede enfrentar y vencer a los capitalistas.

Eduardo, se puede decir que uds. son parte de quienes se inspiraron en la experiencia de Zanon…

Desde un principio tomamos toda la experiencia de Zanon. Nuestra agrupación se dio como objetivo desarrollar la organización dentro de la fábrica para transformarla en una fábrica de obreros militantes, que desarrollaran la unidad con los sectores más oprimidos dentro y fuera del gremio, construir una fuerte oposición clasista de los gráficos y recuperar el gremio para los trabajadores. Y a la vez tejimos lazos de unidad y coordinación concreta con los sectores luchadores de la clase obrera.
Desde un principio nos comprometimos en organizar los talleres del gremio y junto a Wordcolor y Printpak conformamos la lista Bordó dentro del gremio, estuvimos en cada una de las luchas que se desarrollaron en la zona y hoy estamos hermanados los trabajadores de Lear. Además nos solidarizamos con los petroleros de las Heras parando la producción el día de la condena. Nuestra organización se formó mediante la lucha democrática en cada asamblea. Ante las últimas elecciones nacionales militamos la campaña del FIT. Adherimos a los paros nacionales y movilizamos marcando nuestra independencia de las cúpulas burocráticas que los convocaban. Así nos preparamos para cualquier ataque patronal y en el último año bajo la consigna de “Familias en la calle nunca más” enfrentamos todos los intentos de Donnelley de quebrar nuestra organización usando la excusa de crisis inventadas.

Raúl, ¿qué más te parece que aportó Zanon y el Sindicato Ceramista?
Siempre hemos intentado ayudar a avanzar al sindicalismo clasista y a la clase trabajadora en general. Buscamos coordinar a los sectores en lucha y oponer una alternativa a la burocracia sindical, como fue la experiencia de la Coordinadora del Alto Valle, que nucleaba a las internas y delegados combativos, al MTD, el principal movimiento de desocupados de Neuquén, agrupaciones docentes antiburocráticas, y a la mayoría de los partidos de izquierda. Recorrimos el país para poner el hombro en cada proceso de organización que surgía. En muchos lugares del mundo la experiencia de Zanon se hizo conocida. Obreros de fábricas ocupadas en Europa dijeron que se habían inspirado en nosotros.

¿Y ustedes, Eduardo?
Hoy la multinacional norteamericana Donnelley ya no está y la planta la hemos puesto a producir los trabajadores. Pero sin la inspiración de la experiencia de Zanon hubiera sido muy difícil. Desde la primera asamblea que hicimos después de la quiebra la convicción votada en la asamblea fue Expropiación y Estatización bajo gestión de los trabajadores para poner esta fábrica al servicio de los más necesitados, para que los manuales y libros que podemos imprimir lleguen hasta el niño más humilde en el barrio más pobre. Hasta el último de los compañeros está convencido, no solo de que podemos dar un ejemplo de cómo se enfrenta la crisis y se garantizan los puestos de trabajo, sino también de que podemos cumplir un rol social. Mientras luchamos por que nos liberen los salarios para poder alimentar a nuestras familias, la asamblea votó en forma unánime la producción de 10 mil cuadernos para donar a las escuelas más pobres.

RG: Y quiero agregar dos cosas que para mí son importantes.
En el 2005 aprobamos los nuevos estatutos de nuestro sindicato: que la asamblea es soberana y los dirigentes son revocables y rotan en sus cargos; que las minorías tienen representación; que el sindicato se reclama clasista y por lo tanto independiente del Estado, los patrones y sus partidos, y que se pone al servicio de la lucha de clases más allá de las fronteras. Eso es parte del programa de los revolucionarios: la lucha contra la estatización de los sindicatos y por la democracia obrera.
Todas estas batallas fueron posibles por la confluencia de un partido revolucionario como el PTS, que encarnábamos junto a otros compañeros, con muchos compañeros independientes, y clasistas, con quienes dimos juntos durísimas peleas durante los últimos 13 años.

¿Cuál es la perspectiva que ves?
Eduardo: La cooperativa MadyGraf hoy es una salida transitoria para nosotros. Esta figura legal nos permite funcionar mientras luchamos por una salida más estratégica, la expropiación sin pago y estatización bajo gestión de los trabajadores. Queremos que nuestra fábrica se convierta en un polo de organización de todos los sectores que salen a luchar, en particular de la zona norte del GBA. Tratar de retomar la experiencia de la Coordinadora de Zona Norte de medidos de 1975. Queremos ayudar a recuperar los sindicatos y barrer a la burocracia sindical. Queremos luchar por un mundo nuevo, sin explotación, donde todos seamos libres.

Especial de La Izquierda Diario, edición del 11/10/2014 Lear: indomables 11

El viernes 10/11 se realizó la 11ª Jornada Nacional de Lucha contra los despidos en Lear. El inmenso operativo del gobierno nacional y de la Provincia, que tuvo como saldo dos detenidos, no pudo evitar la manifestación en la Panamericana y frente a la fábrica, donde se destacó la participación de cientos de mujeres que viajaban al Encuentro Nacional que se realiza en Salta.
La nueva jornada confirmaba que después de 4 meses y medio, los despedidos y la comisión interna de Lear siguen firmes. No alcanzaron ni las represiones, ni caranchos ni policías, ni el duro invierno, ni la pandilla del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA). Siguen firmes. Como dice Damian, “queremos seguir exigiendo al gobierno la reincorporación de todos los trabajadores que siguen peleando su reincorporación. Parece que los intereses de esta patronal buitre norteamericana y de una patota como la del SMATA, son más importantes para el Estado, que el reclamo de las familias que no quieren quedar en la calle”.









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