Mientras la crisis golpea

Un presupuesto en contra de los intereses populares

01 Nov 2011   |   comentários

La Cámara de Diputados bajó la previsión de crecimiento económico del país, a partir de la propuesta hecha por el gobierno que preveía un crecimiento del 3.5% para el 2012 y en función, según los legisladores, de la crisis económica internacional y la recesión.
Para el régimen la incertidumbre ante el rumbo de la economía internacional y de los Estados Unidos para el próximo año, se enfrenta descargando la crisis sobre los trabajadores y el pueblo pobre. Este acuerdo entre los legisladores permitió una aprobación en tiempo récord, con una acelerada negociación de la Ley de Ingresos de la Federación y en 90 minutos se aprobó fast track un presupuesto nacional de 3.7 billones de pesos.
Esta política presupuestaria ni siquiera cumplirá con el 3.5% de crecimiento económico anunciado por el gobierno, además de representar un recorte importante en áreas claves del país para 2012. Aumentará la dependencia de México a los Estados Unidos, pues las exportaciones, los energéticos, las remesas y la deuda pública se mantienen. Desde el 2008 la dinámica de la crisis económica internacional trajo repercusiones desastrosas para la clase trabajadora y este presupuesto asignado no es excepción. Entre las repercusiones inmediatas vendrán los constantes aumentos al precio de la gasolina y la obtención de mayores recursos fiscales.
La prioridad del Legislativo fue el tema de seguridad nacional, por encima de prácticamente todos los rubros. Una política de continuidad a la “guerra contra el narco”, como expresó la discusión sobre el número de armas que se requieren para fortalecer al Ejército, mientras solicitó 7 mil millones de pesos más para las fuerzas armadas, sumado a los 55 mil millones de pesos propuestos por Calderón. Cuando este sexenio fue el del ataque a las jubilaciones, el Senado analiza aumentar las pensiones para militares y se considera aumentar el salario de los miembros de las FF.AA.
Mientras el sector forestal se recortarán enormemente los estímulos de apoyo a la protección y desarrollo, también en la investigación, ciencia y tecnología (en mil 200 millones de pesos menos que en 2011), se reduce en 6.83% el gasto federal en estudios de posgrado; el sector educativo disminuirá en 1.7% el gasto federal para la Educación Superior y la Educación Básica mantendrá su desempeño donde México califica con 2.8 de un mínimo aprobatorio de 7. Las nuevas políticas laborales avanzan en subcontratación con nulos derechos para millones de trabajadores, junto a los 3 millones de desempleados. No dudemos que salga de la congeladora la reforma laboral y un mayor ataque a la juventud, hoy excluida masivamente de su derecho a la educación.

Una salida a favor de la clase trabajadora

La crisis deben pagarla los capitalistas, los trabajadores y la juventud debemos ponernos de pie y levantar un programa contra la crisis, la militarización, la subordinación imperialista y el ataque a nuestras conquistas.
Mientras la burguesía salvaguarda la economía de las grandes multinacionales y mantener la inversión en nuestro país a costa de más privatizaciones, los trabajadores debemos también plantear una alternativa.
Contra las “prioridades” del Congreso: contra todo aumento a los presupuestos de la policía y el ejército, y todo rescate bancario y carretero, necesitamos un aumento inmediato y significativo del presupuesto a la educación, salud, vivienda y campo. Incrementos que logren sus recursos del no pago de la deuda externa y la imposición de impuestos progresivos a las grandes fortunas. Además es necesario un plan de obras públicas bajo control de los sindicatos, y nacionalización de todas las empresas privatizadas para que pasen a manos de los trabajadores y que los recursos que generen estén al servicio de las grandes mayorías.
Este programa implica un aumento salarial de emergencia y escala móvil de salarios, según el aumento a las tarifas y la inflación. Así como la exención del pago de impuestos y servicios para los sectores populares. Por el reparto de horas de trabajo entre ocupados y desocupados bajo el mismo salario.
Son las medidas elementales y primeras que las organizaciones obreras y populares debemos discutir para comenzar a organizarnos, para frenar el ataque y replantearnos un camino alternativo de lucha y movilización.









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