En la Ciudad de México

Tarifazo y represión de la mano del PRD y Mancera

18 Dec 2013   |   comentários



Gabriel Bagundo y Óscar Castillo

Pese a que Miguel Ángel Mancera sostuvo en campaña que no subiría el costo del metro, el “tarifazo” es una realidad a un año de su gobierno. Al subir de 3 a 5 pesos el costo del metro, 67% de diferencia, el PRD ataca directamente el ingreso de los trabajadores y los sectores populares.

Joel Ortega, extitular de la policía capitalina responsable del desastre en el “News Devine”, ahora director general del STC-Metro, justificó el alza con el argumento de que este transporte era “uno de los más baratos del mundo”, lo cual es falso al compararlo con los salarios. Con este aumento se vuelve el metro más caro de los países de la OCDE: en México se trabaja diario 1:30 hrs con el salario mínimo sólo para adquirir 2 boletos.

Al aplicar este “tarifazo”, se destinará al Metro, en términos relativos, menos recursos del presupuesto, concretando así otro golpe más al salario del trabajador. Con esta medida, el gobierno sigue reestructurando el presupuesto producto del boquete fiscal que provocará la venta de Pemex, donde cada día se destina menos al presupuesto social. Casi la mitad de la población obtiene ingresos inferiores a 3 salarios mínimos, y muchos usuarios del metro son dependientes económicos (jóvenes, adultos mayores).

En el metro no falta presupuesto, sobra corrupción, lo cual es una característica de la administración capitalista de las empresas públicas. Fernando Espino, dirigente sindical del SNTSTC, es diputado local priista, y ha mantenido su puesto sindical a base de golpeadores y con una nómina llena de aviadores, desde exesposas, hijos con concesiones, mafias en el control de la venta informal, etc. Las autoridades también han contribuido al deterioro del metro; por publicidad el GDF recibe sólo 70 pesos mensuales por anuncio instalado en el metro (Reforma, 12 enero 2013) y es cómplice del fraude en la realización de la línea 12 al no construir varias de las estaciones presentes en el plan original, curvas mal trazadas que dañan las vías y vagones, etc.

Para las y los trabajadores, quienes tenemos que tomar varios transportes, esto implica que gran parte de nuestro salario diario se va sólo en movilidad. La “encuesta” fue una farsa a modo para legitimar el aumento. Sólo los trabajadores –como las taquilleras que desde hace décadas luchan por democracia sindical– en unidad con todos los usuarios podemos detener este ataque, haciendo públicos los libros de contabilidad y garantizando el buen uso de los ingresos producto de los 1500 millones de usuarios anuales, y todos los ingresos extras del STC.

Contra la política represiva del GDF

El gobierno de Mancera se ha caracterizado en su primer año por la represión brutal a las movilizaciones y manifestaciones que ocurren en la capital, teniendo como blanco principal a la juventud, que ha sido detenida por decenas en las distintas manifestaciones que se realizan en la capital. Ha modificado las leyes para perfeccionar la represión, como el “Protocolo policial para la contención de multitudes” y las reformas al Código Penal del DF en donde se aumentan las sanciones a las personas que sean detenidas en manifestaciones públicas. Todo esto con la intención de dar garantías a los cuerpos represivos de que pueden utilizar la fuerza sin problemas en contra de las y los manifestantes.

Ahora, el aumento a la tarifa del metro ha generado una profunda inconformidad en amplios sectores populares, y el GDF ha dirigido en diversas ocasiones a la fuerza pública contra las manifestaciones en rechazo a esta medida. En la liberación momentánea de los torniquetes con la consigna de “metro popular”, han participado distintas organizaciones, intelectuales, estudiantes, etc. Desde la LTS y quienes nos organizamos en el MTS sostenemos que es necesario que este descontento se convierta en organización y movilización, que llame a los trabajadores del metro, junto a los usuarios, a formar comités conjuntos, y pelear hasta echar abajo el aumento a la tarifa y para esclarecer –mediante una auditoría independiente– en qué son utilizados los recursos del STC.
En el metro, a pesar de recibir millones de pesos por el pago del boleto, las condiciones de las instalaciones y de los trenes son deficientes para transportar a los millones de usuarios. Por esto, hay que luchar por un metro bajo control de sus trabajadores organizados democráticamente.









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