Una mina de oro al servicio de particulares

Peña prepara el terreno para privatizar Pemex

03 Apr 2013   |   comentários

Hoy el PRI confía en su alianza patronal para impulsar la reforma energética. Llaman “apertura” a la privatización y lanza su campaña de maniobras en los medios a su servicio: "Se trata de transformarla, modernizarla para que se vuelva una empresa más productiva". Pemex “no se pondrá a la venta”, lo que quieren vender es el control de la paraestatal, como ocurrió con Teléfonos de México (volviendo a Slim en principal particular y multimillonario). Se busca ofertar el derecho de producción de crudo nacional al monopolio petrolero internacional, bajo el “control” por el Estado. Gran premio para quien logre este negocio, pues Pemex vende un millón 558 mil 429 millones de pesos, la empresa con más ganancias del país.

Los privatizadores dicen que faltan fondos de inversión para infraestructura y tecnología; la causa de esto es el abandono y robo millonario de décadas. Dicen que la infraestructura privada garantizará tener energía barata para impulsar la industria energética.

La reforma requiere modificar la Constitución. Esto a Peña no le preocupa, ya dijo que impulsará una propuesta “en el marco del Pacto por México” para garantizar su aprobación. Aunque el Art. 27 constitucional define la soberanía del estado sobre los hidrocarburos, la legislación complementaria reglamenta sobre la ley orgánica de Pemex, sus adquisiciones, obras públicas y petróleo. En 2008, una reforma complementaria abrió licitaciones privadas a muy bajos costos, lo cual tiene hoy a casi cien mil trabajadores con contratos eventuales, sin sindicato, ni seguridad social, y cuya precarización ha derivado en las explosiones que ocurren cotidianamente.

Un plan de lucha en defensa de Pemex

Para solucionar la crisis de Pemex y que sus recursos estén al servicio de los trabajadores, debemos impulsar una lucha que confíe en la fuerza de la movilización independiente del congreso y sus partidos y que busque imponer la ruptura con el imperialismo. Es necesario que trabajadores y campesinos discutamos el destino de los recursos energéticos, sin confianza en el Congreso y los partidos patronales, aliados de Peña.

Los trabajadores de Pemex tienen una gran responsabilidad en la lucha contra la privatización, pero es necesario impulsar la democratización de su sindicato, pues son los dirigentes charros al servicio del gobierno en turno, los principales impulsores de ésta entrega. La tarea del momento es que todos los trabajadores del país, campesinos, estudiantes, sectores en lucha, iniciemos un movimiento nacional de lucha en defensa de Pemex.

Desde la LTS consideramos que, para que Pemex esté al servicio de sus trabajadores y del pueblo, la exploración y extracción de crudo debe hacerse bajo un plan orientado por las organizaciones obreras y populares, imponiendo la reestatización de las áreas concesionadas al capital privado y poniéndolas bajo control obrero. Es necesario un plan de producción energética impulsado por sus trabajadores en acuerdo con las organizaciones obreras y de campesinos pobres. Para lograr los recursos necesarios, hay que imponer impuestos a las grandes fortunas y eliminar el IVA a la gasolina. Pero, este programa solo puede garantizarse luchando por un gobierno de los trabajadores junto a los campesinos y el pueblo pobre.









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