Crónica de una tragedia anunciada

Operativo policial asesino en el antro New’s Divine

29 Jun 2008   |   comentários

Nadie lo previó, pero tarde o temprano iba a pasar. La muerte de 9 jóvenes y la vejación de decenas tras el operativo policial en la discoteca New’s Divine, no es producto de “graves errores en el operativo”, como afirmó el Jefe de Gobierno del D.F., el perredista Marcelo Ebrard, sino el macabro resultado de una política que ha privilegiado y generalizado el uso de la fuerza para la “solución” de los problemas sociales en la capital.

Tolerancia: 0 - Jóvenes muertos: 9

Éste es el resultado de la política de “tolerancia cero”, instrumentada por Ebrard y su alfil, el Secretario de Seguridad Pública del D.F., Joel Ortega. Esta política de “mano dura” comenzó desde el gobierno de López Obrador, que contrató como asesor en materia de seguridad al fascista ex alcalde de Nueva York, Rudolph Gulliani, cuando Ebrard era Secretario de Seguridad Pública de la capital.
En los últimos meses, con el pretexto del combate a las mafias de la piratería, al contrabando y ahora a los “giros negros”, Ebrard y Ortega “recuperaron” el Centro Histórico del ambulantaje… para los negocios inmobiliarios de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo; han ordenado el decomiso de toneladas de mercancía en Tepito y varios tianguis, como El Salado, enfrentándose con los pequeños comerciantes, en beneficio de las grandes compañías que ostentan el copyright; y han saturado la ciudad de policías, que reciben un bono por cada detenido que presentan, abusando sobre todo de los jóvenes y de quienes viven o trabajan en la calle.

¿Será por eso que los polizontes asesinos que participaron en el operativo de la New’s Divine, después de haber secuestrado y vejado a los jóvenes que pudieron salir del antro, se empeñaron en mantener a toda costa adentro a quienes quedaban, hasta que llegarán los suficientes camiones para llevárselos detenidos? ¿Desde cuándo los “testigos” son fichados y llevados a la fuerza a declarar? No se trató, pues, de grotescos “excesos”, sino de la “norma” con la que vienen actuando impunemente las corporaciones policiales, como resultado de una política antidemocrática y represiva. Más allá del accionar de los granaderos cavernícolas y de las condiciones inseguras del lugar, la responsabilidad política directa en la tragedia es de Ortega y Ebrard.

Asociación delictuosa en la Ciudad de la [Des]esperanza

En el D.F., funcionarios corruptos y mafiosos han tolerado la proliferación de antros como el New’s Divine, sin las mínimas condiciones de seguridad, a los que asisten en su mayoría jóvenes de escasos recursos, como reconoció el propio Delegado de la Gustavo A. Madero, Francisco Chíguil, otro de los responsables. Mientras el gobierno hostiga y reprime a la juventud en los barrios y las calles, en este tipo de antros permite que empresarios y funcionarios inescrupulosos lucren criminalmente con su derecho a divertirse. Según datos del mismo Gobierno del Distrito Federal, en la capital existen cerca de 500 “giros negros” en los que se practica la prostitución, se venden drogas y alcohol a menores, con la complicidad de las autoridades.

Ebrard se mostró “consternado” por la tragedia y afirmó que se castigaría a los responsables, pero se lavó las manos diciendo que nada podía hacer contra los “giros negros”, porque eso corresponde a los jefes delegacionales. Por su parte, Chíguil dijo que no iba a renunciar, después de cesar a cuatro funcionarios menores que enfrentarán a lo sumo sanciones administrativas, pero finalmente tuvo que pedir licencia “para no entorpecer la investigaciones”, cuando salió a la luz su relación con El Pantera, prestanombres mafioso que apadrinaba al New’s Divine.
Joel Ortega, mentiroso y prepotente, le echó la culpa al dueño del lugar y aseguró que no iba a permitir que estos hechos “empañen su trayectoria política”, aunque no pudo dejar de reconocer los “errores” en el operativo, sobre los que, supuestamente, ¡no tuvo ninguna responsabilidad! Unos y otros se echan la bolita para quedar limpios de culpa y salvar sus “huesos”, pero todos tienen su buena cuota de responsabilidad.

El Procurador de Justicia del D.F. culpó de la tragedia a varios mandos policiales, hasta hace poco calificados como policías “modelo”, pero sólo dos quedaron detenidos por “falsedad de declaraciones”. Uno más, Guillermo Zayas, jefe del operativo y de la recién integrada Unipol en la Delegación Gustavo A. Madero, fue acusado de homicidio doloso, quedando prácticamente como único responsable (léase “chivo expiatorio”) de la tragedia. A pesar de las declaraciones aparentemente “contundentes” del procurador, ratificadas por el propio Ebrard, en el sentido de que Zayas es culpable de las muertes, éste podrá quedar libre si no se le comprueba el dolo (la intención premeditada del hecho), como es probable que ocurra una vez que pase la tormenta.

Rescatando al “soldado” Ortega

Las televisoras y los diarios de derecha pusieron el grito en el cielo por la tragedia, buscando golpear a Ebrard, cuando siempre han saludado la brutalidad policíaca y del ejército. Calderón salió a declarar en contra de tratar a la juventud como delincuentes, cuando tiene la política de militarizar el país y criminalizar la protesta social. Ahora todos quieren beneficiarse de la tragedia, que le abrió la primera crisis política de envergadura al gobierno de Ebrard, quien gozaba de un buen índice de popularidad. La apuesta del PAN es posicionarse para disputarle al PRD en un futuro el control de nuevas delegaciones en el D.F. De ahí también la renovada campaña derechista por la “inseguridad”.
No obstante, la operación tras bambalinas en la que están involucrados todos los partidos políticos del régimen, es evitar que caiga Joel Ortega, ya que más allá de su filiación partidista, ha sido el fiel garante en la capital de la política de mano dura que aplica Calderón a nivel nacional, con la que tiene acuerdo el PRD en los lugares que gobierna.
Por eso, aunque Ebrard dijo que se llegaría hasta las últimas consecuencias en las investigaciones, “caiga quien caiga”, pronto salió a respaldar a Ortega. El titular de la Comisión de Derechos Humanos del D.F., Emilio Álvarez, aclaró que no busca la destitución de Ortega y aunque el PAN en un principio se dividió entre pedir o no la renuncia de este funcionario, finalmente abandonó su exigencia. Es que Calderón y su partido tienen la contradicción de querer golpear a Ebrard, pero buscan evitar la consecuencia de que caiga el hombre que ha hecho el “trabajo sucio” en la capital.

Castigo a los culpables materiales y políticos de la masacre

Las masacre del New’s Divine es consecuencia de un sistema político y social en descomposición, que desprecia la vida de los trabajadores y los pobres, segregando a los jóvenes en antros de “mala muerte”. Para garantizar el castigo a los responsables políticos y materiales de la tragedia, es necesaria la movilización y la más amplia solidaridad con lucha que han comenzado a librar los familiares y amigos de las víctimas, exigiendo la renuncia de Joel Ortega y de Marcelo Ebrard en primer lugar. También hay que exigir la disolución del cuerpo de granaderos y de todos los cuerpos represivos, auténticos comandos de la muerte.
El pueblo tiene derecho no sólo a ser consultado, sino también a decidir. Hay que impulsar una asamblea constituyente, con representantes elegidos democráticamente, donde los trabajadores y el pueblo de la capital puedan decidir realmente sobre los grandes problemas que les afectan, como la inseguridad, el agua y la vivienda, la contaminación, la carestía, etc. Es necesario luchar por que se vayan todos los políticos del régimen, qué gobiernen los trabajadores y el pueblo, para que no haya nunca más un New’s Divine.









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