Editorial

Lucha "antinarco" y subordinación al imperialismo

24 Mar 2014 | Con la detención primero del Chapo Guzmán, capo del cártel de Sinaloa, y la caída reciente del Chayo, líder de los templarios, el gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN) pretende aparecer, ante el imperialismo estadounidense y la patronal, controlando a los cárteles del narco y los brotes de “ingobernabilidad” en estados como Michoacán y Guerrero. En estos hechos se muestra la subordinación extrema del gobierno al imperialismo yanqui y su incapacidad de garantizar las libertades democráticas de la población, así como toda la podredumbre del estado capitalista.   |   comentários

El gobierno de Peña Nieto pretende aparecer ante el imperialismo estadounidense y la patronal, controlando a los cárteles del narco y los brotes de “ingobernabilidad”

Como se hizo público, la operación que culminó con la detención del Chapo contó con la “colaboración” de las agencias antidrogas de los EE.UU. Esto es una muestra más de que en la “guerra contra el narco” el gobierno mexicano sigue los dictados de Washington, y que el salto en la recolonización imperialista del país no sólo se expresa en el terreno económico y político, sino también en la “seguridad nacional”. Las agencias de inteligencia estadounidenses operan cada vez con mayor libertad e impunidad en el territorio nacional. Desde la adopción del prohibicionismo en México (la prohibición del consumo de drogas) a inicios del siglo XX y hasta los últimos sexenios, México se ha adaptado a los lineamientos de la Casa Blanca respecto al narcotráfico.

EE.UU. lejos está de buscar la “salud pública”... lo que busca es –utilizando al gobierno mexicano como “apagafuegos”–, limitar la expansión de las operaciones de los cárteles en su propio territorio, que cuestionan su propia capacidad de control gubernamental; y fijar las reglas del juego decidiendo quiénes se mantienen y quiénes no al frente de los mismos. Junto a ello, busca fortalecer su hegemonía, dictando la política de seguridad al gobierno mexicano. El gobierno de EPN aparece tan (o más) subordinado a la Casa Blanca que los gobiernos de Fox y Calderón. A
nadie escapa que la captura del Chapo fue, más que un éxito de EPN, una decisión política que aquellos no quisieron tomar en sus sexenios. Esta subordinación a EE.UU. es acompañada por la complicidad del PAN y el PRD. Los trabajadores y la juventud tenemos que asumir una política anti-imperialista y luchar contra la injerencia de las agencias de seguridad imperialistas, la subordinación del gobierno y los partidos del Congreso a los EE.UU.

Sembrando “gobernabilidad”, cosechando inestabilidad...

Con estas acciones, como decimos arriba, el PRI quiere generar la idea de mayor fortaleza. Pero esto puede volverse su contrario, despertando un recrudecimiento de los conflictos entre los cárteles del narco. Ya en otras ocasiones, la liquidación de los “líderes” ha abierto una pelea brutal entre cárteles menores, algo que muchos analistas plantean, ensombreciendo el triunfalismo del gobierno.

Además, hay nuevos nubarrones que ensombrecen la estabilidad que vende EPN. Como la disputa entre el PRI y el PAN por el escándalo de Oceanografía, que apunta al clan Fox y que, si sube de intensidad, puede comprometer judicialmente a sectores del panismo. Por otra parte, se deteriora la relación del gobierno con las autodefensas, como muestra el encarcelamiento de Hipólito Mora y las declaraciones de la CNDH, de que las policías comunitarias y autodefensas de Guerrero y Michoacán “son un peligro” y “operan fuera de la ley”.

Después de intentar cooptar a estos grupos (que cuentan con la participación de amplios sectores populares, quienes hastiados con la narcoguerra decidieron tomar en sus manos la autodefensa), el gobierno endurece su política, lo cual le traerá mayores problemas en estos estados.
Todo esto se da en un contexto de aumento del descontento obrero y popular con las reformas estructurales y una agudización de las contradicciones sociales, con el aumento de la miseria y el trabajo precario.

La política de EPN continúa el autoritarismo de los sexenios anteriores y el ataque contra los trabajadores genera una amplia oposición al gobierno, que se expresó en el 2013 en la movilización magisterial. Aunque hoy no hay una movilización generalizada, el descontento comienza a expresarse en reclamos obreros como el de los trabajadores de la empresa Honda, en Jalisco. La política autoritaria del gobierno, que en distintos estados se encubre bajo la “guerra contra el narco”, alimenta condiciones explosivas que pueden combinarse con el descontento con sus planes de hambre y emerger en nuevas luchas de los trabajadores y el pueblo.

Una salida socialista al autoritarismo y los planes de miseria

La “narcoguerra” de panistas y priistas y la militarización mandatada por los EE.UU. (apoyadas por el PRD en el Congreso y allí donde gobierna) está al servicio de recortar las libertades democráticas de la población y justificar los asesinatos de miles de trabajadores, jóvenes, mujeres y pueblo. Los cárteles, que actúan en complicidad con amplios sectores del propio régimen político, expresan la profunda descomposición del estado capitalista y construyen sus “bases de apoyo” sobre la desesperación y la falta de oportunidades del pueblo pobre. Se muestra una vez más que la dominación de la burguesía y la subordinación al imperialismo provocan no sólo miseria y explotación, sino también descomposición social.

Los socialistas de la LTS –impulsores del Movimiento de Trabajadores Socialistas– tenemos una propuesta para enfrentar la militarización, el autoritarismo y el recorte de las libertades democráticas, al mismo tiempo que decimos que la población oprimida, encabezada por los trabajadores y sus organizaciones, puede defenderse y enfrentar a los cárteles del narcotráfico.

Esta lucha contra el autoritarismo y los planes del gobierno debe, para acabar con la represión y la explotación, enfrentar al régimen de los partidos patronales y luchar por un gobierno de los trabajadores junto a los oprimidos y explotados. Esto para poner fin, por vía revolucionaria, a este sistema de explotación y miseria y dar los primeros pasos para construir una sociedad sin explotadores ni explotados.









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