Balance y perspectivas de las movilizaciones del 14 al 16 de marzo

Los trabajadores y maestros combativos debemos continuar la lucha

24 Mar 2012 | Del 14 al 16 de marzo se realizó en el D.F. y varios estados, una nueva jornada de lucha convocada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), en contra de la “evaluación universal” y por la renuncia de Elba Esther Gordillo a la “presidencia vitalicia” del SNTE.   |   comentários

En la capital, miles de maestros provenientes de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, el Estado de México y numerosas escuelas del Distrito Federal, bloquearon avenidas y se manifestaron frente a los edificios de la PGR, la Bolsa de Valores, el ISSSTE y la embajada de Estados Unidos, e instalaron un plantón en el Zócalo.

El viernes 16, la jornada se cerró con una multitudinaria marcha en la que participaron, además de los maestros, diversos sectores de trabajadores que se han visto duramente afectados por la política antiobrera del gobierno, como los electricistas del SME, los aeronáuticos de Mexicana y los trabajadores del Seguro Social, entre otros.

Estas movilizaciones expresaron la voluntad combativa de un importante sector de trabajadores, el único que hoy resiste activamente en las calles los golpes que atentan contra sus condiciones laborales y de vida, como expresión del descontento de millones de trabajadores del país.

Mientras, las principales organizaciones del movimiento obrero, campesino y popular –como la CTM, la CNC e incluso la “opositora” UNT [1]–, alineadas con los diferentes partidos patronales, han buscado mantener a toda costa la “paz social” ante la proximidad de las elecciones.

No hay nada que negociar

Desafortunadamente, aunque el eje de la marcha del 16 de marzo fue exigir la solución de los conflictos obreros, los dirigentes de las organizaciones que participaron en la misma han apostado una y otra vez a la negociación con el gobierno, evitando que la lucha se radicalice, se masifique y tenga continuidad; estrategia que sólo puede conducir a nuevas derrotas y frustraciones.

La dirección del SME, por ejemplo, acababa de levantar el plantón que mantuvo durante varios meses en Reforma, a cambio de una nueva promesa de “diálogo” con la Secretaría de Gobernación, en tanto que la CNTE se retiró del Zócalo tras acordar ¡un foro! en el Senado donde se discutirá la evaluación universal.

Evidenciando el callejón sin salida al que van estas promesas, al día siguiente Calderón nombró como nuevo Secretario de Educación al oscurantista José Ángel Córdova, quien afirmó de inmediato que considera a Gordillo una gran líder y que en la evaluación universal “no hay marcha atrás”.

La política impotente de los dirigentes de los sindicatos opositores, que confía en los pactos y acuerdos con el gobierno y desmoviliza a los trabajadores en lucha, tiene su complemento en términos electorales con el llamado –que se impuso en mantas y discursos durante la marcha– a no dar “ni un voto al PRI-ni un voto al PAN”, lo que prácticamente significa llamar a votar por López Obrador.

Al considerar que votar por el candidato del PRD y el MORENA en las próximas elecciones puede favorecer las demandas de los trabajadores (con lo que los socialistas disentimos, como explicamos en este periódico), es natural que lejos de buscar desarrollar la movilización, los líderes de los sindicatos “opositores” desmovilicen y desvíen el descontento obrero hacia la salida electoral.

Sin embargo, los trabajadores nada bueno podemos esperar de los mecanismos de esta democracia para ricos que sólo nos ha traído más hambre, represión y miseria.

Más allá de las diferencias entre los distintos candidatos del régimen, los trabajadores, campesinos y el pueblo pobre, sólo podemos confiar en la fuerza de nuestra movilización, enarbolando un programa que defienda nuestros intereses y ataque frontalmente los planes de los capitalistas y las transnacionales, lo que va en contra de los proyectos de gobierno no sólo del PRI y del PAN, sino también de AMLO y el PRD.

Por un plan de lucha nacional

Es necesario que los sectores que hoy se movilizan, se pongan al frente de impulsar un plan de lucha nacional que unifique los reclamos de electricistas, maestros, mineros, estudiantes, trabajadores de la salud, campesinos, indígenas y otros, desde una perspectiva independiente. Es necesario retomar el camino de la movilización y darle la espalda a las políticas centradas en los pactos y acuerdos con el gobierno y el Congreso.

La base de las organizaciones sindicales, debe discutir y votar en sus asambleas cómo continuar y fortalecer la lucha, imponiéndoles a sus dirigentes un curso consecuente de la misma y rechazando las maniobras con las que éstos pretenden desmovilizar.

La unidad y fortaleza de los trabajadores no pasa por fórmulas organizativas “políticas” o “sindicales”, cuyo contenido real es sembrar la confianza en candidatos “opositores” de la burguesía y la conciliación de clases, como lamentablemente parecen orientarse tanto la recién creada Organización Política de los Trabajadores (OPT) como el llamado de varios sindicatos a formar una nueva central sindical.

Lo necesario hoy es impulsar el más amplio frente único obrero, en alianza con el movimiento campesino y popular, para enfrentar con la movilización en las calles los planes del gobierno y los partidos patronales. Esto implica desconfiar de las promesas de diálogo del gobierno, así como de la farsa electoral. Sólo así podremos imponer nuestras demandas.

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[1[1] Confederación de Trabajadores de México (CTM); Confederación Nacional Campesina (CNC); Unión Nacional de Trabajadores (UNT).









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