Los atentados y la nueva cruzada de la república

30 Jun 2015   |   comentários

Como era de esperar, luego de los atentados del viernes los editorialistas se lanzan en una nueva cruzada. La conquista de la tierra santa por parte de la iglesia católica es reemplazada por la santa tranquilidad del mundo occidental y el enemigo, el terrorismo musulmán. La ideología usada es, obviamente, la república.

Le Figaro, utiliza nuevamente el color negro en su tapa. El mismo color que después de los atentados del 11 de enero a Charlie Hebdo y al supermercado kosher y que contrasta con el azul de su logo. Así, infundiendo el miedo y la consternación, titula su editorial del sábado "islamista para siempre". Justo abajo del título principal, "el horror islamista". La tapa es efectiva. Lo que nos dice el editorialista es simple: "Lo que temíamos: un nuevo ataque terrorista podía ser cometido en nuestro territorio". Y para peor, utilizan nuevos métodos con un nuevo blanco. Ni judíos ni periodistas ni Kalashnikov; ahora es una fábrica. Y al igual que los atentados precedentes, o los ataques de Mohamed Merah hace unos años a una escuela judía, son cometidos por autores nacidos en Francia. Individuos seguidos por los servicios de inteligencia.

"Nos dirán, cómo es costumbre, que nada de la vida cotidiana [del autor del ataque del viernes pasado], nos podía hacer pensar que un día caería en el horror. ¿Islamista un día, islamista para siempre?" —se hacen así una pregunta que solo contestan implícitamente. Sí, parece decirnos el editorialista. Y ante la declaración del primer secretario del PS, Jean-Cristophe Cambadelis, quien dijo que hay que evitar las amalgamas, lo que responden es que lo importante es que "los islamistas que benefician de la nacionalidad francesa sean neutralizados". Sigamos entonces su razonamiento. Temor, islamismo (más o menos oculto), guerra contra el terrorismo sin importar las amalgamas ni la nacionalidad. Lo que importa, tal vez es su religión. Mano dura y a las cruzadas. Todos los musulmanes son sospechosos y aquel que alguna vez fue considerado islamista, más allá de lo que haga, debe ser perseguido. Esa es la única forma que encuentra la derecha para mantener la seguridad interior. ¿En qué se diferencia de la extrema derecha ? En que cuidan un poco las palabras, pero no mucho más.

Le Parisien, en "La ideología del asesinato", cuida un poco más sus palabras. "Hay que combatir el fanatismo y sus hordas de asesinos, adeptos a un clero del puñal y de la bomba", pero que "ha secuestrado la religión y desfigura el Islam". Hay que combatir a los fanáticos sin perder "nuestros valores" republicanos. Hasta acá parece más medido. Sin embargo, sitúa mucho más claramente al enemigo: "el integrismo que carcome los barrios populares". Preparan así una cruzada mucho más clara. Mientras en las grandes ciudades, en sus barrios ricos, el estado es responsable, humanista, el control se hace dónde no hay cámaras de televisión. ¡A las cruzadas, del otro lado de la Paz General!

Le Monde plantea en su editorial "Unidad contra los bárbaros". Esta vez, y en contraste con lo planteado después del 11 de enero, no se trata de la unidad nacional, sino de la unidad internacional. Le Monde analiza los atentados en el terreno internacional. Los objetivos son instaurar el terror, con distintos métodos, en distintas partes del mundo y de forma casi sincronizada. Atacar a Túnez y su democracia naciente, a los chiítas de Kuwait, considerados como herejes; incluso atacar dos países recientemente atacados: Francia con Charlie Hebdo, y Túnez con el museo Bardo. Le Monde, siempre atento a los intereses imperialistas franceses, sale entonces de las fronteras nacionales y busca aliados internacionales en su cruzada: franceses y tunecinos unidos "en la reafirmación firme, unánime y permanente de nuestros valores democráticos, en el seno de nuestras sociedades y por el conjunto de nuestras clases políticas dirigentes". Proletarios del mundo uníos, pero detrás de la burguesía en esta nueva cruzada; en nombre de la democracia, defendamos los intereses imperialistas. Este parece ser el contenido ideológico de este diario otrora progresista.

Por último, Libération, intenta diferenciarse de la derecha. Se opone a las amalgamas, plantean que levantar sospechas sobre los musulmanes "tendrá como resultado facilitar la propaganda islamista". Sin embargo, "reforzar la protección y la vigilancia, es la menor de las cosas. Aumentar los recursos policiales [...] implementar una represalia legítima contra los grupos sanguinarios [...] es elemental". Lo que hay que reforzar es la república. Esta es la nueva cruzada.

El problema general de todos estaos diarios no es el rechazo al terrorismo, ni el reconocimiento del Estado Islámico como un estado reaccionario. Esto es cierto. El problema es la identificación del enemigo, pero sobre todo del amigo: la república y sus valores contra la barbarie islamista. Poco importan las razones por las cuáles miles de jóvenes canalizan su radicalización en el islamismo; poco importa la política imperialista en medio oriente y tras las revoluciones árabes. Lo que importa es lanzar la cruzada detrás de la república. Y es precisamente esta república francesa, su cinismo, su defensa de los intereses de los más poderosos, una de las grandes culpables de esta situación. Entre reacción islamista y reacción republicana, debemos mostrar otra voz: la de los oprimidos y explotados del mundo.

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