Espacios estudiantiles: debate sobre el auditorio “Che Guevara” de la Facultad de Filosofía y Letras

26 Nov 2015   |   comentários

El día 23 de noviembre de 2015, La Jornada publicó la nota de Emir Olivares Alonso, titulada: “Recuperar el Che Guevara, demanda añeja en la UNAM”, la nota criminaliza a los ocupantes y se muestra afín con las autoridades.

Este espacio ha sido usado desde 1968 por el movimiento estudiantil, su nombre en los hechos es “Che Guevara” y no “Justo Sierra” como las autoridades y sectores de derecha de la Universidad se empeñan en nombrarlo. El artículo que pareciera sumarse a la campaña de rectoría, se dedica a denunciar la violencia de los ocupantes sin dar cuenta de muchos hechos de provocación de las autoridades.

El Auditorio y el mito de su desmantelamiento
Es histórico que en la UNAM, grupos de estudiantes disidentes u opositores, activistas políticos, generalmente de izquierda, tomen espacios con el fin de abrirlos a la comunidad, como un espacio donde se pueda hacer política, actos culturales y artísticos.

De la misma manera las autoridades tiene la costumbre, junto al porrismo y su base social de emprender campañas de amedrentamiento, desprestigio e incluso orquestar ataques físicos contra activistas y espacios estudiantiles, el caso más reciente fue el ataque en el CCH Vallejo hace unas semanas.

El Auditorio “Che Guevara”, como es conocido desde 1968, es un espacio emblemático y para el movimiento estudiantil, fue el lugar icónico de la huelga de 1999, cuando cientos de jóvenes pararon la Universidad para defender la educación pública y gratuita. Cuando la policía federal preventiva rompió la huelga, al mismo tiempo desmanteló el auditorio quitando las butacas, borrando los murales, desapareciendo la utilería y pintando todo el interior y el exterior de beige y gris. En ese estado los activistas tomaron el auditorio hace 15 años.

Lo más curioso de la nota es que se olvida mencionar, que el presupuesto destinado al auditorio sigue siendo asignado año con año, y queda desaparecido entre las arcas de los altos funcionarios, los cuales guardan silencio sobre los dos millones de pesos que siguen siendo liberados anualmente.

Los ocupantes y el movimiento estudiantil
Pese a que defendemos a los ocupantes contra las campañas macartistas de las autoridades, no nos ahorramos las críticas siempre políticas que le tenemos a los compañeros, los cuales mantienen una política sectaria y misma que repele a la gran mayoría de la base estudiantil. De esta forma, su base de apoyo, se ha reducido a un grupo de vanguardia, desligado de la sensibilidad del estudiante común y que no ve la necesidad de su estancia en el Auditorio.

Esta realidad es ocupada, incluso en el artículo, para justificar la represión y la entrada de la policía el año pasado, llamándola “enfrentamientos”, donde policías dentro del campus hacían trabajo de inteligencia frente al auditorio. Un estudiante los increpó y la respuesta que obtuvo fue una herida de bala, este hecho sucedió en plena crisis política por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. El pretexto de esta incursión evidentemente política, fue la búsqueda de un celular robado.

El ridículo está, en que cuando hay asaltos al interior de CU seguridad UNAM no hace el más mínimo esfuerzo para encontrar los artículos de los estudiantes, omiten las denuncias. Pero cuando se trata de reprimir al movimiento estudiantil, ocupan cientos de granaderos para violar la autonomía universitaria, lo cual es una clara provocación y represión a los estudiantes. Sobre todo cuando se dispara contra activistas al interior de CU.

Un poco de memoria
Sí hoy el auditorio “Che Guevara” sigue siendo un lugar sin injerencia de las autoridades es gracias a los estudiantes, que no necesariamente son activistas y que lo han defendido. La primera ocasión en 2008, cuando la dirección de la Facultad de la mano de la rectoría quiso ocupar el método de la asamblea propio del movimiento estudiantil para arrebatar el espacio, cosa que no sucedió, gracias a la firme voluntad de cientos de estudiantes.

La segunda en 2010, cuando en una celebración del aniversario del inicio de la huelga en la UNAM, el porrismo de todo el bachillerato de la UNAM y de las facultades atacaron las inmediaciones de la Facultad de Filosofía y Letras, donde estudiantes activistas y no activistas salieron a repeler el ataque de los grupos de choque pagados por rectoría.

Lo que es una vieja demanda, no es “recuperar” el auditorio para la rectoría, sino, recuperar espacios para la comunidad, donde sean utilizados para actividades culturales, políticos, artísticos, académicas y sociales y que no estén controlados por las autoridades. Lo antes mencionado no sólo aplica para los espacios ocupados, sino para cualquier auditorio, salón, explanadas, etc.

Estos espacios en la Universidad deben ser utilizados y gestionados por la comunidad universitaria —estudiantes, académicos y trabajadores— donde las decisiones se tomen en asambleas. Así estos espacios pueden ser utilizados por el grueso de la comunidad.

La nueva gestión y las amenazas contra los estudiantes organizados
Con la llegada del nuevo rector, también llegan nuevas amenazas tanto para el activismo, como para los espacios estudiantiles. Graue, no se ha ni inmutado al decir que si es necesario hará entrar a la policía a retomar el “Che Guevara”, como sólo se ha visto en la ocupación militar de CU en el 68 y el aniquilamiento de la huelga en el 2000. Esto es una advertencia para todo aquel que cuestione su gestión o sus políticas.

Es por esto, que es necesario transformar de fondo la universidad si es que la queremos poner al servicio del pueblo pobre y trabajador, los campesinos y sectores populares, garantizando el uso de sus instalaciones para lo que defina la comunidad, organizada en un gobierno tripartito con mayoría estudiantil.

Desde la Juventud del Movimiento de los Trabajadores Socialistas, consideramos que es necesario luchar mediante la autoorganización y la movilización para imponer un gobierno tripartito con mayoría estudiantil donde se pueda expresar qué se quiere hacer con estos espacios dentro de la universidad, y que a la par luche por desaparecer las figuras reaccionarias y medievales del Tribunal Universitario, la Junta de Gobierno, el Rector y el antidemocrático a antidemocrático Consejo Universitario que perpetúan la antidemocracia.









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