El paro de la sección 22 y sus retos

25 May 2012   |   comentários

La sección 22 del magisterio inició un paro indefinido en el estado de Oaxaca y un plantón en el centro de la capital, en protesta por la impunidad otorgada al represor Ulises Ruiz por el gobierno “democrático” de Gabino Cué.

Un gobierno que, después de la ofensiva criminal del ex gobernador priísta contra el movimiento de la APPO en el 2006 y 2007, cooptó a la mayoría de las organizaciones obreras y populares que tomaron el centro de la ciudad de Oaxaca durante varios meses (entre ellas al estalinista Frente Popular Revolucionario –FPR– que fue premiado con una diputación bajo el registro del PRD) para hacer una “transición democrática” en esa entidad, donde la miseria y la represión causada por los cacicazgos económicos y políticos requiere transformaciones estructurales radicales.

Aunque el dirigente de la sección 22, Azael Santiago Chepi, afirmó que “no es la finalidad repetir escenarios que en nada contribuyen al estado y sus ciudadanos” (La Jornada, 22-may-12) –refiriéndose a la lucha de la APPO–, las demandas motoras de la movilización (mejoras en la educación pública, combate a la miseria, alto a la violencia y la represión, y castigo a los culpables de los crímenes con los luchadores sociales durante el gobierno de URO y también en el de Gabino Cué), siguen siendo un factor potencial de estallidos sociales. Por ello el gobernador propuso a la sección 22 “un diálogo franco, consultivo y permanente que derive en acuerdos a corto plazo”. Es decir, la clase dominante que Gabino representa y él mismo, ven el riesgo de que la movilización vaya más allá del paro y plantón indefinidos, y actúe como catalizador del descontento que persiste desde que se cerró la situación abierta en el 2006 con acciones radicalizadas.

La lucha contra la ACE adquiere hoy un carácter nacional y aglutinador del descontento en los trabajadores de la educación. Justamente, el magisterio de Guerrero cumple en estos días más de una semana de paro laboral en repudio a la “evaluación universal” acordada entre el gobierno federal y la burócrata Elba Esther Gordillo. Lo que muestra la potencialidad del descontento magisterial y la posibilidad de recomposición de las fuerzas de los trabajadores de la educación, contra los planes del gobierno y el entreguista CEN del SNTE.

Para que el movimiento avance de sus demandas y en su organización, es necesario levantar una política independiente, de clase, que no se base en los pactos con el gobierno, o en la integración de las organizaciones a puestos o comisiones dentro de este gobierno a todas luces patronal, ya que inmovilizan y atan a las bases combativas a una política de colaboración con el enemigo de clase.

El paro de la 22 puede y debe reforzarse buscando la solidaridad de los sectores del magisterio en lucha, así como de los normalistas reprimidos de Ayotzinapa (Gro.), de la Universidad Nicolaíta de Michoacán, y de los estudiantes indígenas de la Universidad Intercultural de Michoacán, que también demandan avances en la educación.

Pero fundamentalmente, y para evitar un retroceso, el movimiento debe delimitarse de cualquier interés electoral que le quite contenido combativo a las demandas magisteriales y termine en un escenario como el de la APPO, con la “izquierda” integrada a un gobierno ajeno a los intereses del pueblo trabajador.

El actual proceso electoral no ha podido borrar el descontento que produce la miseria, la marginación social y la brutal represión contra el pueblo trabajador. Sin embargo, actúa como adormecedor de este descontento. Por eso, toda lucha que estalla, debe levantar un programa y una política independientes que rompa con la sujeción de los pactos electorales con el régimen antidemocrático y hambreador.









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