Avanza la "reforma educativa" contra el magisterio

28 Aug 2014   |   comentários

Por Aldo Santos, estudiante de la Escuela Normal Superior de México.

El 3 de agosto fueron publicados los resultados del “Concurso de Oposición para el Ingreso a la Educación Básica” (2014-2015), a partir de los cuales serán elegidos los nuevos maestros para las escuelas públicas de educación básica, de acuerdo con la “reforma educativa” recientemente aprobada por los partidos patronales en el Congreso de la Unión.

Aunque el Secretario de Educación, Emilio Chuayffet, había prometido que en este concurso sólo participarían los egresados de las escuelas normales, hasta 2015, cuando se abriría a los de otras instituciones de educación superior, ya desde este año se emitieron dos convocatorias, una para normalistas y otra abierta, lo que demuestra la necesidad de maestros que tiene la SEP, más allá del discurso y la política oficial que busca restringir al máximo la plantilla laboral y precarizar las condiciones de trabajo en la educación pública.

Además de los egresados normalistas (que se formaron especialmente como maestros) y de otras instituciones, también se vieron forzados a participar en el concurso los maestros en servicio con contratos temporales, aun aquellos que llevan años laborando en esas condiciones.

De un total de 130,503 aspirantes en todo el país, únicamente 51,471 (el 39.4%) fueron calificados - según los criterios del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) - como “idóneos”. El resto, 79,032 (60.6%), al ser calificados como “no idóneos”, no podrán dar clases en las escuelas públicas de este nivel al menos durante el próximo ciclo escolar, hasta que vuelvan a participar en el “concurso”, resulten “aprobados” y tengan la suerte de ser contratados. Mientras tanto, se verán forzados a emplearse en escuelas privadas; a desempeñar trabajos que nada tienen que ver con su vocación y profesión; o a engrosar las filas del desempleo.

De cualquier modo, de los sustentantes que resultaron “idóneos”, 34,966 (el 67.3 %), no obtendrán una plaza en lo inmediato, pues para el concurso sólo se ofertaron 16,505 vacantes. Es decir, la gran mayoría de los participantes “concursó” por plazas que no existen y muchos de los que fueron calificados como “idóneos” podrían tener que esperar meses para ser contratados;probablemente bajo interinatos por tiempo limitado, sin estabilidad ni plenos derechos laborales. Dado que el concurso tiene vigencia hasta el 31 de mayo de 2015, en caso de que no se liberen o generen en ese lapso plazas suficientes para todos los que resultaron “idóneos”, los que no sean contratados o quienes tengan contratos temporales deberán concursar nuevamente el próximo año.

Un duro golpe al magisterio

Negarle el trabajo a decenas de miles de jóvenes (y no tan jóvenes) que aspiran a dar clases, muchos de los cuales ya son maestros por formación o experiencia, así como negarse a contratar maestros suficientes en condiciones dignas para la educación pública, es consecuencia directa de la “reforma educativa” impuesta por Peña Nieto y los partidos del Pacto por México.

Esta reforma estableció en la fracción III del Art. 3° constitucional, como requisito indispensable para ingresar al servicio docente en la educación pública básica y media superior, participar en los “concursos de oposición”, con el supuesto fin de garantizar “la idoneidad de los conocimientos y capacidades que correspondan”, declarando nula e ilegal cualquier otra vía de contratación.

Esto representa un golpe directo a los derechos laborales del magisterio, como el derecho a la contratación colectiva y a la estabilidad en el empleo, ya que el ingreso, permanencia y promoción en el servicio docente ya no dependen de la legislación laboral, de lo estipulado en un contrato colectivo, o de la negociación bilateral entre la SEP-patrón y el sindicato (como representante legal de los trabajadores), sino de los resultados individuales que los maestros obtengan en dichos “concursos de oposición”.

Este año, el concurso sólo fue para los aspirantes de nuevo ingreso, pero a partir del 2015 también se “evaluará” a los maestros en servicio, los cuales, de no resultar “idóneos”, serán asignados a funciones administrativas y eventualmente despedidos.

Lejos de favorecer las condiciones de trabajo -requisito indispensable para mejorar la educación pública-, esta reforma profundizará la precarización del magisterio. Mientras los maestros en servicio serán sometidos a un mayor control y carga de trabajo, con la amenaza de ser despedidos si no “pasan” las evaluaciones, fuera de las escuelas, miles esperan ocupar su lugar, lo que atenta contra la necesaria unidad y solidaridad al interior del gremio.

Para la SEP, los maestros “idóneos” no son aquellos que demuestran en la práctica (no sólo en un examen de opción múltiple) poseer las habilidades y conocimientos necesarios para desempeñar adecuadamente su función, sino aquellos sumisos y obedientes que siguen al pie de la letra y sin cuestionar el modelo pro-empresarial y privatizador que se viene imponiendo en la educación pública, de acuerdo con las “recomendaciones” de organismos como la OCDE y Mexicanos Primero.

Sólo en Oaxaca, gracias a la movilización de la Sección XXII de la CNTE, pudo boicotearse el concurso y los nuevos maestros serán contratados mediante otros mecanismos. En todo el país, es necesario impulsar la más amplia unidad de los maestros en servicio, con los estudiantes y egresados normalistas, así como con todos los aspirantes a ocupar una plaza de maestro, “idóneos” y “no idóneos”, para luchar en las calles y las escuelas contra la “reforma educativa” y el “concurso de oposición”; por mayor presupuesto para la educación y trabajo para todos, con plenos derechos laborales.









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