POR SOFIA YAÑEZ, DESDE SANTO DOMINGO (CORRESPONSAL ESPECIAL DE PAN Y ROSAS MEXICO EN LA ISLA CARIBEÑA)

CAMPAÑA DE PAN Y ROSAS POR HAITI: “Sigamos levantando la voz, porque tienen que irse las tropas”

11 Feb 2010   |   comentários

Como parte de la campaña que Pan y Rosas viene desarrollando en distintos países de América Latina y el Caribe, en solidaridad con las mujeres y el pueblo pobre y trabajador de Haití, las compañeras de Pan y Rosas México decidimos viajar a la isla La Española, con la colaboración de nuestras compañeras de Argentina, Brasil, Chile y Bolivia.

Recién llegada a República Dominicana, donde acompañaré las acciones del campamento feminista en la frontera con Haití y los viajes solidarios a la ciudad de Leogane a 17 km de Puerto Príncipe, me encontré con Julio García, voluntario del campamento de jóvenes dominicanos y haitianos Kiskeya Action y con Mirla Hernández, feminista lesbiana autónoma, quienes me presentaron, rápidamente, un panorama de la situación en el país vecino.

Julio denuncia la corrupción en la que se ve envuelta y demorada la ayuda humanitaria y asegura que, cuando se cumpla un mes del terremoto, habrá “movilizaciones masivas contra la ineficiencia del Estado haitiano, una ineficiencia que ha existido desde siempre pero que ahora es más evidente. Las organizaciones han mantenido el flujo de ayuda, pero existió mucho ‘cuello de botella’ provocado tanto por el Estado haitiano como por las ong’s, es decir, que la ayuda tiene que pasar por muchos ‘controles’. Hay mucha corrupción y robo. Acá, en República Dominicana, por ejemplo, se perdieron unos contenedores.”

Claro que estos hechos no son los que salen a la luz en los grandes medios. Mirla agrega: “Supimos de algunas movilizaciones de gente que estuvo protestando para que se distribuya la ayuda; pero, tomando en cuenta cómo se manejan los medios, eso no lo han sacado.”
Julio, comenta que en el campamento de los jóvenes dominicanos y haitianos en el que él colabora, ayudan a más de dos mil personas, pero que el ritmo con que llega esa ayuda ha bajado. ¿Dónde está, entonces, todo aquello que va llegando a la isla? No duda en responsabilizar a los controles militares de acaparar y distribuir a su antojo. “Todos los cargamentos grandes los están controlando los militares: la comida, el agua, el control de la construcción de mercados… ¡todo!” Y también denuncia los operativos montados por las tropas norteamericanas: “En nuestro campamento vimos que, para ‘entregar ayuda’, se realizó un despliegue militar parecido a las escoltas de Obama, iban tres camionetas Hummer, cada una con unas seis personas, todos fuertemente armados y un posicionamiento territorial espectacular para crear un ambiente de hostilidad, de guerra. ¿Para qué? ¿Para un pueblo hambriento?”

Pero no sólo las tropas que ocupan militarmente Haití son repudiadas por Julio y Mirla, sino también las organizaciones que vienen a lucrar con la tragedia. Mirla dice que “muchas organizaciones vienen a hacer mérito para ganarse los patrocinios; sólo a eso. Y luego, con los presupuestos obtenidos, dedicarse a vivir bien, a costa de decir ‘ayudamos a haitianos’. Cuando la alternativa debe ser que sean ellos [el pueblo haitiano] los que decidan, los que levanten su país. Con nuestra ayuda, pero ellos tomando el mando.” Julio agrega que, “además, estas organizaciones repiten el discurso de que fue algo ‘natural’, cuando todos sabemos que las consecuencias –dice refiriéndose al terremoto- son producto de la pobreza que ya había en el país. Este sismo no hubiese tenido las mismas consecuencias ni siquiera aquí, en República Dominicana. El colmo es que hay niños que están muriendo deshidratados, cuando mucha ayuda que llega es agua…”

Antes de despedirnos, les preguntamos qué opinan de la campaña que lanzó Pan y Rosas y Mirla nos responde: “Primero, quiero decir que necesitamos a Pan y Rosas en esta parte del Caribe. La iniciativa –dice, refiriéndose a la declaración unitaria a la que ella también adhirió- me parece muy buena, para que sigamos denunciando y levantado la voz, para que los capitalistas y las empresas que, históricamente han saqueado Haití, sean los que se hagan cargo. Y que sea condonada la deuda, que después no venga el FMI a querer implantar nuevos préstamos. Es necesario que sigamos levantando la voz, porque tienen que irse las tropas, porque es claro que tienen la intención de invadir y explotar al país. Por eso es importantísima la campaña que está haciendo Pan y Rosas, porque hace una denuncia clara de las que ningún grupo se ha atrevido a hacer, porque se han enfocado en el asistencialismo. Es necesario difundir más la declaración, ya me he sumado a esa tarea.”

Mañana me espera un largo viaje hasta Leogane, a 17 km de Puerto Príncipe, el epicentro del terremoto que sepultó a miles de personas bajo los escombros. Allí, el 90% de los edificios fueron destruidos y, como la ayuda se concentra en la capital haitiana, los sobrevivientes de la tragedia, se ven obligados a esperar más de lo humanamente posible por víveres, agua, atención médica… Las mujeres dominicanas de la colectiva Mujer y Salud me reservan un lugar en su vehículo con rumbo al campamento que montaron en esta ciudad haitiana, donde reciben voluntarios y voluntarias que pueden ir hasta por siete días, desde Santo Domingo.

De regreso al hotel, pienso en las palabras de Mirla… “sigamos levantando la voz, porque tienen que irse las tropas” Aquí ya nadie cree que son necesarios tantos equipos militares, tantos miles de soldados y armas de fuego para brindar “ayuda humanitaria” a un pueblo que, antes de este terremoto, ya sabía que la peor catástrofe era el dominio imperialista.









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