Ante la propuesta de construir una Organización Estudiantil Permanente (OEP)

30 Nov 2014   |   comentários

Yara Almonte, estudiante de FCPyS-UNAM

El enorme movimiento democrático surgido alrededor de la desaparición de los 43 normalistas tiene como una de sus principales columnas vertebrales al movimiento estudiantil. En los últimos años, hemos vivido procesos de organización como la solidaridad con el SME tras la extinción de LyFC, la lucha contra la militarización junto al MPJD, el #YoSoy132 y la solidaridad con el magisterio. Buscando conquistar una organización estudiantil más allá de la coyuntura, se han propuesto modelos como la Federación de Estudiantes Chilenos (FECH) o algunos sindicatos estudiantiles, sin considerar el funcionamiento burocrático y corporativo de algunas de esas instancias. El claro ejemplo es la FECH, que terminó fungiendo como órgano desmovilizador con Camila Vallejo, dirigente del Partido Comunista, negando las convocatorias de los sectores más radicalizados de las bases y conciliando con el régimen de Piñera. No es casual que la presión para avanzar en resolver una OEP con estas características venga de las organizaciones estalinistas mexicanas. Consideramos aquí tres elementos centrales que debería adoptar una organización estudiantil.

Independencia política: La huelga del 99 en la UNAM conquistó la independencia política del movimiento estudiantil al garantizar que la máxima instancia de decisión política fuera el Consejo General de Huelga, contra las maniobras históricas de la corriente estudiantil del PRD (CEU) que bregaba por levantar la huelga sin la solución del pliego petitorio. Organizaciones radicales en los métodos pero reformistas en la política suelen presionar con la movilización y acción directa para después conciliar y negociar prebendas. Por ejemplo, el estalinismo en Oaxaca negociando con el PRD, canjeó la lucha por plazas magisteriales y apoyó la candidatura de Gabino Cué. Por eso, es fundamental desarrollar el movimiento estudiantil con plena independencia política respecto a los partidos y las instituciones del régimen.

Autoorganización democrática: En la coyuntura actual, donde miles de estudiantes han comenzado a organizarse en asambleas masivas, discutiendo democráticamente y con voceros rotativos y con mandato, está planteado desarrollar esta auto-organización (con representantes por curso y grupo) con plena libertad de tendencias. Impulsar hoy un organismo permanente de lucha debe estar subordinado a la permanencia de una base social amplia que lo respalde, de lo contrario será sólo un cascarón que se niega a desarrollar la auto-organización. En muchos casos, las asambleas estudiantiles llamaron a los trabajadores y profesores de la universidad a impulsar asambleas tripartitas, e incentivaron a otros sectores a comenzar a organizarse en asambleas de base, como lo hemos visto últimamente. El movimiento estudiantil debe apostarse a desarrollar la auto-organización iniciada estos meses durante fin de año para incentivar a otros sectores a comenzar a organizarse en asambleas de base. No nos oponemos a una organización estudiantil permanente, pero consideramos que hoy, cuando el movimiento está a la ofensiva y acumulando fuerzas, está planteado desarrollar la democracia directa.

Unidad con los trabajadores: Desde la Juventud del MTS consideramos que cualquier discusión sobre la permanencia de la organización estudiantil, debe servir para conquistar mejores condiciones, a partir del desarrollo del movimiento, para ligarse a las luchas de los trabajadores, poniendo todas las fuerzas juveniles al servicio de difundirlas y fortalecerlas.

El PC-FPR-UJRM vienen planteando que la necesidad prioritaria del movimiento estudiantil debe ser impulsar un “Encuentro Nacional Estudiantil en la que los comités o consejos estudiantiles surgidos en las asambleas, cohesionen el proceso del movimiento estudiantil a corto, mediano y largo plazo, con el objetivo de sumarse a la convocatoria que hace la CNTE a realizar un congreso nacional estudiantil este 30 de noviembre” (www.ujrm.org). Además de sostener que cualquier “comité estudiantil” debe sujetarse al mandato de asambleas, consideramos que esto es insuficiente. El movimiento estudiantil debe potenciar la lucha contra este régimen asesino e irreformable del PRI-PAN-PRD, que también defiende el Morena. Masificar el movimiento y soldar la alianza con los trabajadores, campesinos y el pueblo combativo es vital para avanzar.

Todas las medidas organizativas deben apuntar a construir espacios de coordinación amplia, más allá del movimiento estudiantil, para definir democráticamente un plan de lucha nacional. Un Encuentro Nacional de Lucha que pueda preparar una Huelga General Política para tirar al gobierno de Peña Nieto, e imponer un gobierno provisional de las organizaciones obreras y populares en lucha, el cual convoque a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, basada en la movilización revolucionaria de las masas, para barrer con este régimen asesino.









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