A organizar la movilización unitaria

Abajo el desmantelamiento de la salud pública

16 Jul 2005   |   comentários

Durante el sexenio de Fox, con el pretexto de la falta de presupuesto para el gasto social, avanzaron los planes del BM y la OMS que ordenan el desmantelamiento de la seguridad social y en particular del sector salud.

Tales planes intentan garantizar al capital privado un mercado rentable a través de la «desincorporación» de los servicios médicos del IMSS, el ISSSTE, Salubridad y demás instituciones de salud pública. Además, la puesta en marcha del privatizado Seguro Popular, según denuncia el especialista Gustavo Leal1, es «un fraude», pues el Sistema Nacional de Salud no tiene capacidad de respuesta y en consecuencia, quienes lo adquieren no reciben la atención requerida. Esta situación acentúa la inequidad en el acceso a servicios de calidad y niega a la mayoría de la población el derecho a la salud. Y es que las instituciones públicas enfrentan la falta de presupuesto que se refleja en la carencia de medicinas, equipo médico y personal para atender a un excesivo número de pacientes. Sólo el IMSS cuenta con más de 12 millones de derechohabientes2 y, según datos del sindicato, desde el año pasado se dejaron de contratar cerca de 17 mil nuevos empleados.

También, médicos del Hospital General de México denunciaron los convenios que permiten que, desde 2003, una unidad móvil privada en el interior del hospital realice estudios de resonancia magnética y tomografía computarizada, a un costo de 2000 pesos. Estos estudios son vitales en casos de osteoporosis o para detectar si el cáncer cérvico uterino o mamario se extiende a otros órganos, por lo que las pacientes no tienen más opción que pagarlos.

De la misma manera, el intento de cierre del Hospital Juárez Centro (HJC) y su paulatina disgregación (embestida que sus trabajadores resisten), y de otros hospitales como el Pediátrico de Azcapotzalco, responden al interés mercantil del gobierno del DF, de convertir la salud en negocio. Por eso las autoridades culpan al trabajador por situaciones generadas por las severas carencias arriba descritas. Pero los trabajadores hacen hasta lo imposible para, con los pocos recursos que tienen, dar una óptima atención a los pacientes. Mientras tanto, el gobierno federal ofrece a los inversionistas disminuir los costos de personal, y avanza en su plan de liquidar la organización de los trabajadores, pretendiendo que sean catalogados como «servidores públicos» y someterlos a nuevas cláusulas laborales por fuera de sus contratos. La precarización de sus condiciones laborales implica la pérdida de prestaciones, la reducción en la plantilla laboral, la liquidación de sus Contratos Colectivos y la eliminación del derecho de contratación por parte del sindicato, como lo expresa la última reforma a la Ley del Seguro Social, esto último apunta a minar la fuerza de la organización sindical.

EL ATAQUE AL IMSS

Es en el IMSS donde el gobierno centra su ataque privatizador. Las autoridades han dicho que el costo de las pensiones y jubilaciones (una conquista irrenunciable) es el «pasivo laboral» que impide la viabilidad financiera del Instituto, argumentando que no son suficientes las reformas hechas a los artículos 277 d y 286 k de la Ley del IMSS, en las cuales se modificó el Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP). El año pasado dijeron que sólo afectaría a los nuevos trabajadores que contrate el Instituto y no a los actuales, mentira que Vega Galina, secretario General del SNTSS, reconoció después. Liquidar el RJP significaría acabar con una de las conquistas más importantes de la clase trabajadora, y le permitiría al gobierno avasallar otras conquistas.

Por su parte, Vega Galina prepara el pacto con Levy para culminar los acuerdos contraídos con las autoridades del IMSS y el gobierno, y que la base trabajadora le impidió cumplir el año pasado. En marzo, en el Consejo Nacional del sindicato3, Vega acordó con el CEN aceptar la modificación (liquidación) del RJP y que sus «representados» activos aporten el 10% de su salario para pensiones, aceptando nuevas y onerosas condiciones para las nuevas generaciones de trabajadores, como el incremento de ocho años en la edad jubilatoria y la reducción del monto de las pensiones. Ya el priísta Emilio Chuayffet confirmó «una nueva relación entre el poder legislativo con el Ejecutivo», por lo que anunció que el PRI aprobará las reformas a la ley del IMSS y la del ISSSTE, así como las reformas laboral y eléctrica, en el período extraordinario de sesiones del Congreso. Todo esto constituye un ataque histórico a la clase trabajadora que debemos detener.

Vimos cómo los compañeros del SNTSS sufrieron la traición y las maniobras antidemocráticas de su dirección en su XXIII Congreso Extraordinario, cuando ésta impuso con presiones y agresiones el pacto con el gobierno y la modificación del RJP, y desvió la movilización hacia un amparo impotente en la Suprema Corte. Sin embargo, en esta última mitad del año, probablemente los trabajadores del IMSS salgan a la calle a expresar el descontento contra el nuevo ataque a su contrato.

UNIFIQUEMOS LAS LUCHAS

La lucha de los trabajadores de la salud no es aislada, es parte las luchas contra los planes de las grandes trasnacionales que se dan en varios países, como en Bolivia, donde se lucha por la nacionalización de los hidrocarburos. En otros países se dieron movilizaciones de los trabajadores de la salud, que sientan un precedente para el movimiento obrero mundial. Como en Argentina, donde se organizaron en una nueva organización democrática para la lucha: la Asamblea Inter-hospitalaria que unificó a los trabajadores de 22 hospitales de Bs. As. O como en Panamá, donde los trabajadores obligaron al gobierno de Torrijos a suspender por 90 días la privatización de la Caja de Seguro Social.

En nuestro país, la resistencia a los planes tiene varias trincheras, como el magisterio y la salud, pero hay que buscar la manera de que las luchas se coordinen. Es necesario que los trabajadores evitemos que nuestras conquistas sean arrebatadas por el aislamiento de las luchas. Que la clase trabajadora tome en sus manos la defensa de sus derechos y salga a luchar unificada y con independencia política de los partidos del régimen, superando la marea electoralista que tratará de montarse en el descontento para desviarlo a las elecciones.

Por eso los trabajadores del IMSS, ISSSTE, Secretaría de Salud, Hospital General, Hospital Pediátrico de Azcapotzalco, deben unir sus demandas. Conformando un amplio frente contra la privatización de la salud y por la defensa de nuestras conquistas, podemos enfrentar la complicidad de las autoridades y los dirigentes traidores.

Y es que las direcciones sindicales de la CTM, la FSTSE y la UNT-SNTSS, han mostrado que están del lado de los patrones y el gobierno. Estas direcciones son las responsables de que las luchas queden aisladas, como sucedió en la huelga de los compañeros de Chiapas, o actualmente con la resistencia del HJC, por citar algunos ejemplos. por ello hay que tomar iniciativas que impidan que negocien nuestros derechos. ¡Sí se puede frenar la liquidación de los contratos colectivos de trabajo, si se organiza la resistencia de las bases trabajadoras!

El año pasado, los trabajadores del IMSS salieron solos a luchar. Ahora hay que demostrar la fuerza de los demás sectores de la salud. Así podremos revertir las condiciones de trabajo pactadas entre el director del ISSSTE y la dirección sindical, la negociación entre Vega Galina y Santiago Levy, el desmantelamiento del Hospital Juárez, o la liquidación del Hospital Pediátrico de Azcapotzalco por el gobierno del DF.

¡Impulsemos la unidad en la movilización!

Notas
1 El informador de Guadalajara, 30/6/2005.
2 INEGI, 15/8/2003.
3 La Jornada, junio de 2005

Por una Coordinadora de los sectores en lucha

Para unificar el descontento y la inquietud que existen los centros de trabajo y avanzar en una perspectiva de lucha, impulsemos una Coordinadora Nacional de Lucha que, democraticamente, acuerde los pasos a seguir para preparar la movilización contra la política económica y laboral del gobierno. Una coordinadora integrada por delegados elegidos por asamblea de área y centros de trabajo, que lleven los acuerdos de sus compañeros para que realmente se exprese el mandato de la base trabajadora.

Las distintas corrientes que hay en los sindicatos deberían impulsar esta política para preparar la movilización. Hoy es necesario buscar la más amplia unidad para actuar como uno solo. Recordemos que la patronal, el gobierno, los partidos y los medios de comunicación han formado un frente reaccionario contra los trabajadores que atienden la salud de la población trabajadora.

Esta coordinadora debería discutir un programa que exija que no se pague la deuda externa y sanear al IMSS y al ISSSTE de la mala administración de las autoridades corruptas. Ante las crisis «financieras», demandemos el manejo de la salud por los trabajadores (con recursos del Estado) para garantizar la atención de la seguridad social.

Es necesaria una reunión inicial de los compañeros de la CNTE, IMSS, ISSSTE y SME para impulsar esta coordinadora, en la perspectiva de preparar un paro nacional que frene la ofensiva contra la seguridad social.









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